Entonces me miro...

Una mirada cálida, embriagadora, tan dulce y tan bonita que no pude apartar mis ojos de ella. Sus ojos mostraban que estaban amor, pasión, magia... no sabría expresar con palabras aquella mirada que me dirigió, justo antes de decirme... te amo.

 

La oscuridad de la noche quedo como única testigo de mi sonrojo, y de mi inocente sonrisa al escuchar aquellas ansiadas palabras.

Como había sucedido todo? Aquello me había venido de improvisto y ya casi ni me acordaba... discusión, gritos, tristeza... una visita a mi habitación, un perdón.... un beso.

Solo la luna era testigo de aquellos sucesos de una cálida noche de verano, en que todo estaba más en paz que nunca, y el silencio reinaba por todo Nerima.

 

Pero ahora estaba allí dedicándole la mas tierna de mis sonrisas mientras le volvía a besar, a el, a mi prometido Ranma Saotome, a aquel al que siempre he amado y ahora así se lo hago saber.

 

Yo, Akane Tendo

 

SECRETOS DE LA LUNA

 

 

Lo que había comenzado con una pelea normal de las que Ranma y Akane tienen a diario, se fue convirtiendo en algo más. Todos los sentimientos ocultos en forma de celos, de rechazo, de agonía y de dolor por el amor que se sentían el uno por el otro y que habían estado ocultándose por tanto tiempo haciéndose mucho mas daño del que ellos se habían imaginado, salió a la luz. Se insultaron y dijeron cosas que ninguno de los dos quiso pronunciar.

 

Después Akane salió corriendo, llorando para su cuarto, Ranma la perseguía y le decía que parase, pero ella no le quería escuchar. No paro. Cerro su puerta con el corredor, para que no entrase el tras de si, con un portazo ensordecedor. Y se tiro a la cama para poder esconder su orgullo y sus lagrimas.

Ranma estaba afuera oyendo el llanto de la pequeña Tendo, y lo sentía en lo más hondo, en cada rincón de su ser, y le hería mucho.

No sabia como habían llegado a ese extremo, pero ya nada podía empeorar las cosas entre ellos dos, y era hora de tomar una rápida decisión o ya nada tendría remedio, y ellos dos nunca volverían a ser los de antes.

 

Entro en su cuarto y busco una cosa entre su ropa. Allí estaba, no sabia exactamente porque lo había comprado, pero cuando lo vio en aquel escaparate supo que tenia que ser para ella, que eso seria lo que les uniría o les separaría para siempre, pero jamás se atrevió a dárselo, ahora tenia su ultima oportunidad, solo con aquel anillo podría arreglar las cosas con Akane, o dejarlas claras y romper el compromiso, tenia que arriesgar.

Ágilmente se lo guardo en el bolsillo de sus pantalones y salto por la ventana, asta estar frente a la de Akane. Una vez allí no dudo un momento y se deslizo por ella asta posarse en el suelo.

Akane cuando oyó que su prometido estaba allí se puso de un salto en pie.

–    Que haces aquí! Sal, no quiero verte!!

–    Akane, por favor, escúchame- Ranma intentaba calmarla con la voz, quería que al menos le escuchase sin decir nada, aunque después le mandara a volar, o le tocara salir de su vida... para siempre.

–    Creo que ya me dijiste todo lo que piensas de mi, no? Acaso te olvidaste de algo y vienes para restregármelo, fuera!!

–    Por favor- la voz de Ranma sonó casi en un susurro, ya que el nudo que tenia en la garganta le impedía que pudiera salir mas voz.- Akane, se que no tengo ningún derecho... pero solo venia a disculparme.

Akane quedo un momento en silencio, se había dado cuenta de la actitud de Ranma, y esto había calmado su furia, pero la había restituido por tristeza, que pasaba que todo salía tan mal siempre?

–    Porque? Acaso bienes a reírte de mi otra vez? Piensas que me puedes insultar y después arrepentirte y ya esta? Que puedes jugar con migo, con mis sentimientos de esta forma?- Akane hablaba bajo, mirando al suelo, intentando que las lagrimas dejasen de salir de sus hermosos ojos.

–    No, claro que no, te prometo que si me escuchas esta vez será la ultima.

Akane le dio un vuelco el corazón, que quería decir con “ultima”? no lo sabia, no lo quería saber.

–    Akane, escucha, últimamente las cosas han ido a peor entre nosotros, desde que volvimos de... de Jusenkyo, que no somos los de antes, y no me gusta esta situación.

–    A mi tampoco.

Los dos tenían la vista clavada en el suelo y hablaban en un susurro, los ojos de Ranma estaban cristalinos, pues las lagrimas rogaban por salir, pero el no quería, no ahora, tenia que reunir fuerzas y seguir hablando.

–    Creo que entonces, en la boda fallida te tendría que haber dicho algo que, por cobardía no ose, y que ahora me arrepiento.

El corazón de Akane se rompía mas y mas a cada palabra del chico, creía que iba a romper el compromiso, que eso era lo que no oso decirle entonces y que terminaría con todo.

–    Akane mírame- rogó el muchacho, cogiendo a su prometida por la barbilla y alzando su rostro para enfrentarlo frente a frente. Por un momento quedo extasiado por su mirada, entonces sintió el impulso y la beso.

Tiernamente, dulcemente, beso lleno de sentimientos imposibles de expresar con palabras.

Akane quedo en shock, no sabia exactamente que estaba pasando. Se quedo mirando a Ranma con la mirada de un niño confundido, este al verlo sonrió, pues pudo ver que bajo esa mirada había amor.

–    Te amo. –dijo Ranma, susurrándole al oído, mientras la abrazaba.

–    Ranma...

A Akane le faltaban las palabras, como se podría explicar lo que sentía en aquellos momentos, no podía, solo le beso.

Le beso por un largo tiempo, tímidamente, apasionadamente, le abrasaba con su cuerpo, sintiendo el de el.

Cuando el beso hubo finalizado ambos se sentaron en la cama, y estuvieron hablando durante largo rato, sobre su vida, sobre sus sentimientos, sobre el amor que tanto tiempo habían guardado en su interior y que tan feliz les había hecho en esa cálida noche de Agosto.

La noche paso rápido, y pronto los primeros rayos de sol llegaron al cuarto de la menor de los Tendo. Una habitación en la cual ahora dormían una joven y su amante prometido, desnudos los dos, tapados por las sabanas blancas.

Ella luce un bonito anillo de compromiso en su dedo, con una linda piedra tallada en forma de corazón.