¿CORAZONES O DIAMANTES?

Un fanfic de Ranma 1/2 por Roja-Cyd

Traducido por Danae



Capítulo 6

Castidad

Mi mente recordó escenas del pasado, intentando decidir que decirle a Ranma. Había temido este momento desde que lo vi en el club, pero le debía una explicación. Aunque ¿Porqué me creería? Él estaba tan molesto.

El silencio se estaba extendiendo, llenándose de cosas no dichas. Ranma se puso de pie, sacó unos billetes de su billetera y se fue. Lo observé retirarse, hice señas al camarero y luego caminé tras él. Lo alcancé cuando ya había llegado a la playa y caminaba por un pequeño peñasco donde el viento era más fuerte.

“Ranma...” – lo llamé. Estiré la mano para tocar su hombro, pero él giró, sujetó mi muñeca y me aprisionó entre su cuerpo y la roca.

“Dime que nunca dormiste con él, Akane” – gruñó. Dolor y sorpresiva furia emanando de él – “Miénteme”

Tragué. Él había destrozado cualquier oportunidad de decir algo creíble, me miró por otra fracción de segundo, luego sus manos aflojaron, se alejaron y me vi libre. Mi cuerpo estaba temblando incontrolablemente, mientras lo observaba alejarse tomé una decisión. Algo tenía que ser hecho.

Cuando llegué a la habitación, Ranma estaba observando el océano desde la ventana.

“Todavía estás aquí” – respiré, estaba segura que ya se había ido.

“Estoy trabajando” – dijo, sus hombros rígidos, su voz remota – “No puedo irme así no mas”

Lo miré por otro segundo, volteé y escapé hacia el baño. Necesitaba urgentemente un baño de agua caliente. Sentada en el furo, dejé que el vapor acariciara mi cara. Pensé en mis opciones, eran muy pocas. Finalmente me decidí, me puse de pie y me tapé con un hermoso kimono, propicio para mi objetivo.

Abrí la puerta y salí hacia el aire frío. Ranma volteó para mirarme, parecía que estaba apretando los dientes.

“Akane, en ese kimono... ¿Sabes lo que estás pidiendo?”

“Ranma...” – nunca he estado con nadie más. Quería decirlo, pero mi respiración se consumió. Desaté el kimono y lo dejé caer.

Ranma me miró y se puso de pie, conmocionado. Luego empezó a caminar hacia mi, como si estuviera en trance, sus manos capturaron mis hombros y me jaló contra si. Luego capturó mi cabeza implacablemente y me besó.

Mis manos se levantaron automáticamente para empujarlo, pero luego me relajé y deslicé mis manos alrededor de Ranma. Su boca estaba devorando la mía como si fuera insaciable. Su otra mano se deslizó por mis costillas y sujetó mi seno. Jadeé y me arqueé, mi cabeza voló hacia atrás. Él besó el camino de mi garganta y dejó que sus dientes descansaran ligeramente contra mi clavícula.

Con cada beso, mi cuerpo se contraía y se liberaba. La sensación de su boca contra mi piel hacía que me faltara el aire. Mi corazón estaba acelerado y mi cuerpo temblaba como una hoja. Ranma parecía no haberlo observado, o que le importase.

Me levantó y caminó hacia la cama, me colocó en ella casi con ternura, pero sus ojos eran abrasadores mientras me recorrían de la cabeza a los pies.

“He soñado con esto cientos de veces, Akane” – gruñó – “Lo único de lo que me arrepentí al haberme ido fue de no detenerme a saborear lo que Kuno consiguió”

Parpadeé. Mi mente estaba ahogada en Ranma, no quería pensar en Kuno ciertamente ahora. Pero eso era por lo que estaba haciendo esto ¿cierto? Él era la raíz del odio de Ranma y Ranma se merecía esto.

Ranma gateó sobre la cama, la camisa de seda azul apretada sobre sus tensos músculos, moviéndose como una pantera al acecho, luego se movió sobre mi y bajó la cabeza para besarme de nuevo, su boca estaba derritiéndome, sus manos se sentían cálidas sobre mi piel desnuda. Se sentó, yo no sabía que hacer con mis manos, no estaba acostumbrada a estar desnuda frente a un chico así que discretamente coloqué mis manos sobre mis senos y le eché una mirada a Ranma para ver que era lo que seguía.

Él estaba mirándome como si quisiera memorizar cada depresión y curva de mi cuerpo, luego miró hacia arriba pero no pude mantener su mirada y dejé que mis pestañas bajaran cubriéndome.

Repentinamente, Ranma bajó sus manos y se sacó la camisa. No pude resistir echarle una ojeada. Sus hombros se habían ensanchado y su pecho era amplio y lustroso, poderosos músculos estaban envainados en una lisa y pálida piel que resplandecía como mármol blanco.

Antes de que pudiera decir nada las manos de Ranma sujetaron mis muñecas y alejaron mis puños, dejándome expuesta a su mirada. De algún modo, el ser sostenida así, me hizo sentir mucho más desnuda que cuando me quité la túnica.

“No podré llamarte pechos planos nunca más ¿no?” – musitó. La oscura cabeza se sumergió en mis pechos y empezó a succionar. Me pareció que un relámpago me golpeaba, se sentía como que mercurio corría en líneas desde su boca a algunas partes en mi interior. La sensación era insoportablemente poderosa y cada átomo de mi cuerpo estaba repentinamente sensibilizado más allá de lo soportable.

En respuesta, Ranma sólo succionó más duro. Grité. No podía evitarlo. Su cabeza se levantó y me evaluó a través de esos ojos azul cobalto. Por un momento me asusté. Ranma me miraba como si quisiese comerme de dentro a fuera y solo una delgada fibra de control lo mantenía atado.

“Akane” – su voz sonaba baja y gutural, y sus dedos apretaron mi brazo hasta el punto del dolor, aunque en mi recientemente palpitante estado, incluso eso se sentía placentero.

“¿Ranma?” – soné suave y dudosa, pero mi boca estaba demasiado seca para decir algo más.

“Tu eres mía, Akane” – Ranma gruñó – “Nadie va a alejarte de mi”

Él soltó mi brazo, me sostuvo contra las almohadas y bajó la cabeza para succionar mi otro seno hasta que me encontré gritando por necesidad. No era tan ingenua, sabía lo que quería y mi mano se deslizó dentro de sus jeans para sentirlo. Mis ojos se ampliaron, se sentía tan grande, caliente y duro. La cabeza de Ranma se levantó y jadeó algo en chino.

Me miró y sonrió una maliciosa sonrisa, me sujetó en el lugar con su torso y deslizó su mano hacia arriba por mi pierna, rozando la suave piel de la parte interior de mi muslo y sumergió un dedo en mi. Jadeé.

Él sonrió de nuevo – “Estás tan húmeda” – su dedo se movió – “Ah, esto te gusta” – y agregó otro dedo. Mi cuerpo se retorció contra las sábanas de raso y Ranma me observó como si quisiera grabar mi imagen en su cerebro.

Él se sentó – “Esto podría dolerte un poco, marimacho” – aflojó y bajó sus jeans y se deslizó dentro de mi en lo que parecía un solo movimiento. Jadeé y me arqueé hasta que mi espina quedó doblada como un arco. Él se sentía enorme y caliente dentro de mi, y mientras se deslizaba más profundo, empezó a doler.

Por supuesto, actualmente solo tendrías que preocuparte de la ruptura y penetración si fueras una princesita refugiada de algún lugar ya que todas las chicas llevan una vida muy activa. Pero el ser una virgen implica usar músculos que no se han usado antes y eso es endemoniadamente doloroso.

Nunca había tenido a un hombre antes, pero aún así no esperaba estar tan apretada. Finalmente él estaba completamente dentro de mi y ambos exhalamos. Ranma empezó a darme suaves besos en la mejilla que me hicieron sujetarlo con fuerza. Luego se estaba moviendo en mi y aunque todavía dolía empezaba a sentirse increíblemente bien. Era un inmenso sentimiento de conclusión y perfección y repentinamente se extendió hacia algo que yo sabía estaba allí y se acercaba. Me tensé y de improviso una supernova me golpeó y exploté en un millón de piezas.

Y en medio de eso, mi tambaleante mente se las arregló para tener un coherente pensamiento... él dijo... y entonces todo se volvió negro.

“Marimacho, despierta”

Confusión. Suave e indefinida luz. Manos acariciando mis senos. Mi semi-conciente cuerpo se deslizó a un auto-programa y un puño se disparó para darle la hora a un hombre donde los hombres usualmente temían leer.

Una grande y cálida mano atrapó mi muñeca. Abrí los ojos. Ranma estaba sonriéndome, parpadeé.

“Oh” – Oh my. Todo esto ciertamente ameritaba la exclamación de Kasumi. Todo regresó a mi y estaba increíblemente adolorida.

“¿Fea como siempre, eh, Akane?” – miré hacia Ranma e intenté esconder la cruda vulnerabilidad que se vislumbró en mis ojos. Debí de haber fracasado porque sus ojos se pusieron más tiernos y me acunó en sus brazos

“Fui yo... esto fue...” – tragué – “¿Esto fue tan malo, Ranma?”

Ranma arrugó la frente – “¿Qué? ¡No!” – él se sentó y me jaló hacia su regazo. Mis brazos lo rodearon y me sonrió.

“Me estaba refiriendo a tu intento de golpearme justo ahora” – él apartó el cabello de mi cara – “Akane, tú eres hermosa, eres increíble” – luego miró a lo lejos – “Todas las veces que imaginé como sería esto son como sombras comparadas a lo que en realidad fue”

Repentinamente recordé – “Tu dijiste...” – sus plateados ojos volvieron hacia mi. Vacilé – “Tú dijiste...”

“¿Si?”

“Ranma, tú dijiste... que esto dolería” – no pude mirarlo. En el silencio podía escuchar el reloj haciendo tic tac tranquilamente.

“Me di cuenta que eras virgen a mitad del camino, Akane, me temo que eso no me detuvo. En ese punto nada en la tierra podía haberme detenido de hacerte mía” – él me dio una intensa mirada – “Y si algo hubiera pasado, habría movido cielo y tierra para terminar lo que ya había empezado”.

Me sonrojé – “Pero... ¿Cómo lo supiste?”

“Era obvio” – mire hacia arriba y sus ojos estaban grises y serios – “No actuabas como una chica que ya hubiera estado antes con un chico. Estabas tan sonrojada que pensé que tu cabello empezaría a arder. No sabías que hacer con tus manos. Esto... bueno, eso era obvio para mi”

“¿Y cómo sabes tanto?” – pregunté, resplandeciendo.

Él sonrió – “Después de dejarte me puse un poco loco. Me pregunté... si tú habías estado acostándote por allí ¿Porqué debería dejar pasar la oportunidad? Así que me compensé por lo que pensé me hacía falta” – no pude decir nada, apenas podría culparlo. Nunca pensamos en vernos de nuevo.

“Eventualmente me tranquilicé. He estado en celibato por años”

Empujé su pecho – “ ¿Cómo, tú?”

Él atrapó mis manos, riendo – “Si, yo. ¿Por qué estás tan sorprendida? Si tú pudiste ¿Por qué yo no?” – ambos nos relajamos con eso

“Así que dime ¿Por qué mis ojos me engañaron?”

Y le dije.

FIN DEL CAPITULO

Lima - Perú Febrero 2003

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