La chica de mi vida

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Parte 1


Domingo.

-Sí, como lo oyes, he conseguido dar con el modo de romper la maldición de las fuentes de Yushenko-explicó Shampoo en un tono de entusiasmo con el auricular del teléfono al oído.

Ranma sintió un escalofrío por todo el cuerpo.

-No...No me estarás tomando el pelo, ¿verdad, Shampoo?-dijo.

-No, te aseguro que no. Encontré los pergaminos donde habla sobre ello en una tienda de libros antiguos. La lástima es que están escritos en unos caracteres chinos que no entiendo. Pero mi abuela ya está tratando de traducirlos, y dice que seguramente lo tendrá listo para esta tarde. Oye, ¿por qué no te pasas hacia las cinco por el restaurante? Mousse también estará, y juntos descubriremos lo que hay que hacer para ser otra vez personas normales. Si quieres puedes traerte a tu padre. Seguro que a él también le interesa. Igual que a Ryoga. Pero vete a saber por dónde anda ese para que podamos avisarle.

-Muy bien-exclamó Ranma gozoso-.Entonces hasta esta tarde. Esperemos que esta vez la cosa vaya en serio.

-Adiós...

Ranma colgó. El entusiasmo estaba recorriendo su cuerpo sin que pudiera evitarlo, aunque trató de calmarse. Tampoco era cuestión de hacerse ilusiones desde un principio. Cuántas veces habían resultado una falsa alarma y cuántas veces habían fallado en el último momento las soluciones a su problema. De momento era mejor pensar con cautela, acabar el entrenamiento de la mañana y ya se preocuparía de ese asunto cuando fuera al restaurante de Shampoo. ¿Tenía que comunicar la noticia a Akane y su familia? Habían sido ya tantas decepciones que sería mejor no hacerlo hasta estar seguro del todo. Bueno, lo consultaría a su padre, a ver qué opinaba. En todo caso, se lo comentaría a Akane. No le sabría mal compartir con ella esta emoción, y que fuera la primera en contemplar que al mojarse con agua fría ya no se transformaba en chica...

-¡Ranma! ¿Vienes o qué a terminar nuestro combate?-le gritaron al oído despertándole de sus pensamientos, mientras le tiraban de la coleta hacia abajo-Ya está bien de quedarse ensimismado delante del teléfono.

-Sí, ya voy, pero no hace falta que hagas eso-se quejó el muchacho volviéndose hacia su interlocutora. Allí estaba Akane, vestida como él con el kimono de artes marciales, y con cara, como era habitual, de estar enfadada.

-Pues a mí me parece que sí.

Y sin soltarle de la trenza lo llevó en dirección al gimnasio.

-Eh, acabad pronto, que la comida está casi lista-oyeron exclamar a la voz amable de Kasumi mientras pasaban por delante de la puerta de la cocina.

Una vez estuvieron en el gimnasio, Akane soltó a Ranma, se situó a cierta distancia de él y se colocó en posición de atacar.

-Ey, ey, espera, ¿no quieres saber de quién era la llamada?-preguntó Ranma.

-¿La llamada? Seguro que de alguna chica que te pedía para salir-contestó Akane mientras iniciaba el ataque.

Trató de golpear a su adversario con el brazo, pero este lo detuvo con el suyo.

-No del todo exacto-dijo Ranma atacando él, pero Akane le esquivó-.Era de Shampoo.

-¿De Shampoo? ¿Y qué es lo quiere ahora?

-Bueno, hemos quedado esta tarde porque...

-Ya, te ha pedido que tengáis una cita esta tarde y tú, como buen casanova que eres, no has podido decirle que no, ¿verdad?-exclamó Akane furiosa.

Esa furia se concentró en su pie derecho, el cual golpeó con gran fuerza en el vientre de Ranma, quien fue lanzado hacia atrás estrellándose contra la pared.

-Pues has de saber que me importa un bledo lo que hagáis tú y Shampoo- exclamó Akane-.Que lo sepas, yo también tengo planes para esta tarde.

-Eh, parejita, si os estáis sobando no quiero molestar, ¿eh?-se oyó decir a una voz conocida desde la entrada de la sala. Era Nabiki, que entraba en ese momento-Pero tengo que comunicaros que la comida ya está servida.

Sin preocuparse de Ranma, quien se encontraba sentado en el suelo quejándose de dolor, y sin dejar la cara de enfado y con paso rápido, Akane abandonó el gimnasio.

-Vaya, veo que tú y tu prometida os habéis peleado de nuevo-dijo Nabiki llegando junto a Ranma. Le ayudó a levantarse-.¿De qué se trataba esta vez?

-No te preocupes, cosas nuestras-respondió Ranma resignado.

-No, si no me preocupo. Ya sé que en el fondo os queréis, aunque no queráis reconocerlo-Nabiki mostró una sonrisa maliciosa, lo que desconcertó al muchacho-.Un día de estos yo también tengo que sacarme un novio con quien pelearme, para divertirme como vosotros.

*****

Vistas las circunstancias, Ranma había desechado el comunicarle a Akane lo que le había dicho Shampoo por teléfono. Si se creía que iba a tener una cita con la joven amazona, pues que se lo creyera, a él qué le importaba. Ya se enteraría de la cuestión a su debido tiempo. Además, había acordado con su padre que de momento no comunicarían a la familia Tendo los verdaderos motivos por los que salía aquella tarde, al menos hasta que estuvieran seguros de que todo fuera cierto y no otra falsa alarma. El Sr. Saotome se había quedado en casa, ya que estaba ocupado con el Sr. Tendo repasando las cuentas del gimnasio. Ranma ya le comunicaría los resultados de la reunión cuando regresara.

Impaciente por llegar cuanto antes al restaurante de Shampoo, el joven avanzaba con paso rápido por la calle, hasta que de repente sin saber cómo sintió una fuerte presión alrededor del tobillo derecho y una fuerza le hizo tirar el pie hacia atrás, lo que provocó que cayera al suelo sobre su estómago. Ranma alzó la cabeza y se quejó por el golpe que había recibido en la cara. Miró hacia atrás y vio que tenía el tobillo rodeado por una cinta de gimnasia rítmica. Alzó más la cabeza y su mirada se cruzó con la de Kodachi, quien se encontraba sentada como si tal cosa sobre la rama de un árbol que había al otro lado del muro que rodeaba la calle, agarrando la vara unida a la cinta y sonriéndole divertida.

-¡Kodachi! ¿Qué haces? ¿Quieres soltarme?

-Me parece que no-respondió ella sin dejar su expresión sonriente. Con un movimiento de la mano con que cogía la vara, Ranma se alzó del suelo y quedó colgando boca abajo, a la altura de la muchacha-.No hasta que me digas que vas a venir ahora conmigo a mi casa a tomar el té.

-No puedo venir, estoy ocupado-dijo él intentando no perder la calma.

-Eso no tiene ninguna importancia. Ir a tomar el té conmigo es más importante que cualquier cosa que tengas que hacer.

-Permíteme que no esté de acuerdo.

Con una maniobra rápida del canto de su mano derecha, Ranma cortó la cinta y, después de unas volteretas en el aire, cayó de pie sobre el suelo.

-Hasta luego.

Dicho esto, el muchacho se subió al tejado de la casa más cercana de un gran salto y se marchó a toda velocidad, saltando de tejado en tejado.

-No escaparás tan fácilmente- exclamó Kodachi, y se puso a correr tras él.

Ranma se volvió y vio a su perseguidora que le seguía a bastante distancia, pero no la suficiente para poder despistarla. Esta hacía dar vueltas por encima de sí a la cinta, con la intención de alcanzarle.

“Mierda, ahora no tengo tiempo para jugar con ella”, pensó Ranma impaciente. “He de sacármela de encima como sea”.

Se le ocurrió ocultarse en el jardín de la casa por cuyo tejado estaba pasando, así que saltó hacia el suelo con intención de ocultarse entre los arbustos que había junto al muro, con tal mala fortuna que no se percató antes de caer del pequeño estanque que había a sus pies, en el cual se sumergió sin que pudiera evitarlo.

Kodachi había visto, desde unos tejados más atrás, a Ranma saltar al suelo, así que cuando llegó al que había estado subido pocos instantes antes su presunto enamorado, también saltó, cayendo de pie delante del estanque. Se sorprendió encontrarse en el centro del agua, la cual le llegaba hasta la cintura, a la chica de la trenza, completamente empapada y mirándose resignada.

-Caramba, si es la chica de la trenza-exclamó Kodachi, mientras la otra salía del agua-.Oye, no habrás visto por aquí a Ranma Saotome, ¿verdad?

-No, no le he visto-respondió la otra fríamente.

-Pues vaya. ¿Dónde se habrá metido?-Kasumi puso expresión pensativa-Bueno, es igual, tú también puedes servir. ¿Quieres venir a mi casa a tomar el té?

La chica de la trenza oyó eso como un susto.

-Aunque, bien pensado, antes de hacerlo con una chica, primero prefiero hacerlo con un chico-continuó la muchacha, y sin más palabras agarró a la chica de la trenza por la nuca y la besó en la boca.

A los pocos momentos Kodachi separó sus labios de los de la otra y, lanzando una risa triunfante y haciendo aparecer de alguna parte una gran cantidad de pétalos negros, desapareció avanzando de nuevo por encima de los tejados.

Ranma chica se había quedado de piedra ante aquella inesperada despedida, pero reaccionó, recordando la cita que tenía en el restaurante de Shampoo.

Momentos después, entraba en dicho establecimiento, donde se hallaban reunidos alrededor del mostrador Ryoga, Mousse, Shampoo y Cologne, la bisabuela de esta última.

-Vaya, Ranma, por fin estás aquí, ya íbamos a empezar sin ti-exclamó Shampoo sonriente mientras los demás también se volvían hacia el recién llegado, quien continuaba con su apariencia femenina.

-Sí, he tenido algunos pequeños problemas para llegar-murmuró este llegando junto a ellos.

-Bueno, abuela, ya que estamos todos, ¿podría empezar con la traducción?-dijo Ryoga con seriedad.

-Sí, que estamos impacientes-añadió Mousse nervioso.

-Está bien, tranquilos-dijo Cologne, y extendió sobre el mostrador unos documentos de vetusto aspecto, escritos en mandarín antiguo y con un dibujo que recordaba las fuentes de Yushenko-.Bueno, el primer escrito nos habla de la historia de las fuentes y sus consecuencias de caer en ellas. Veamos que nos dice sobre la cura-pasó unas hojas y se detuvo en la cuarta-.Aquí está. “La cura de la maldición”-los otros tres aguantaron la respiración-.Traduzco: “Aquel o aquella que haya caído en las fuentes malditas de Yushenko estará libre de transformarse en el momento en que intercambie fluidos sexuales con la persona con quien está destinado a compartir su vida, durante el acto físico del amor...”

Hubo unos momentos de silencio, en que el cuarteto puso cara de perplejidad.

-Oiga, abuela, ¿pero que está diciendo?-exclamó Ranma volviendo de su sorpresa-Será una broma, ¿no?

-Te prometo que no, futuro yerno-respondió Cologne mientras releía mentalmente el texto-.Es lo que pone aquí.

-Pero vamos a ver-dijo Ryoga tratando de aclararse-.Si no me equivoco, eso significa que el agua fría dejará de afectarnos cuando tengamos relaciones sexuales con el hombre o la mujer de nuestra vida.

-Eso parece-murmuró Ranma anonadado.

-Entonces, estoy segura que tú eres el chico de mi vida-exclamó Shampoo entusiasmada, y rodeó con sus brazos el cuello de Ranma desde el otro lado del mostrador-.¿Por qué no vienes ahora a mi habitación?-dijo seductoramente.

Mousse se miró a la pareja sin que le salieran las palabras.

-Espera, espera, creo que primero habría que reflexionar sobre esto-dijo Ranma. Se quitó de encima a Shampoo, y fue alejándose lentamente del mostrador acercándose a la salida de espaldas.

-No hay nada que reflexionar-sentenció Shampoo poniéndose seria-.No hay duda de que tú eres el hombre de mi vida, y yo soy la mujer de la tuya.

-Mira, primero consultemos el asunto con la almohada, y mañana lo veremos mejor, ¿de acuerdo? Venga, nos vemos-y Ranma salió a toda prisa del restaurante.

-Ey, espera.

Shampoo iba a saltar por encima del mostrador con intención de ir tras él, pero Mousse la detuvo rodeando su vientre con los brazos.

-Shampoo, no puede haber otra chica en el mundo que consiga quitarme la maldición, ni otro chico que no sea yo que te la quite a ti-exclamó el joven con pasión-.Ven, vayamos a hacer el amor.

-Suéltame, Mousse.

Shampoo le propinó un fuerte golpe en la cabeza con el puño, tumbándolo en el suelo. Inmediatamente se dirigió a la salida del restaurante. Una vez fuera, miró hacia ambos lados de la calle, pero decepcionada vio que Ranma ya había desaparecido.

Mientras tanto, agachado encima del tejado del edificio donde se hallaba el restaurante, Ranma la observaba con cautela de no ser descubierto.

“Buff, creo que de momento me he librado de ella”, pensó aliviado. Pero de repente sintió un chorro de agua caliente sobre su coronilla. Extrañado, se volvió y vio a Ryoga detrás de él vaciando el contenido de una tetera encima de su cabeza.

-¿Se puede saber qué haces, Ryoga?- preguntó Ranma molesto, recuperado ahora su aspecto masculino.

-Prefiero hablar sobre este tema de hombre a hombre-respondió su amigo con seriedad-.Según parece sólo recuperaremos la normalidad si nos acostamos con aquella que sea la chica que está destinada a ser nuestra pareja.

-Eso dijo la abuela de Shampoo.

-Bien, ¿y quién crees que es esa persona para ti?

Ranma sabía por qué cauces iba la pregunta de Ryoga, pero no quiso responder.

-¿Y tú?-inquirió-¿Quién crees que es la tuya?

-Akane, por supuesto-respondió su rival sin dudar-.Te lo advierto, Ranma, cuídate mucho de enredarla para que se acueste contigo. Ve a por otra chica, porque Akane no es la persona que buscas.

-Porque es la que está destinada a ser la mujer de tu vida, ¿verdad?

-Exacto, ella es quien hará que deje de convertirme en cerdo y con la que compartiré nuestra existencia. Si tú quieres dejar de transformarte en chica tienes muchas otras chicas con quien probar.

Ranma no tuvo ganas de continuar esa conversación.

-Mira, Ryoga, haz lo que quieras-dijo-.Como si a mí me importara lo que hacéis tú y Akane.

Dicho esto, el joven saltó al suelo, y se fue corriendo en dirección al gimnasio Tendo.

Al poco rato caminaba con paso normal y pensativo.

“Es imposible que Akane sea la destinada a convertirse en mi esposa. Una marimacho como ella...A mí me gustan las chicas dulces y femeninas, y aunque nuestros padres hayan arreglado nuestro compromiso no creo que me acabe casando con ella. No señor. Entonces, ¿quién...?”

En la distancia vio la entrada al dojo, y delante de esta a un par de personas que parecían estar hablando. A medida que se acercaba pudo distinguir a Kasumi y el Dr. Tofu. Es verdad, esa tarde tenían una cita. Pues sí que habían terminado pronto. Entonces vio que el doctor se acercaba a la hermana de Akane y la besaba en los labios. Parecía que Kasumi accedía, pero al cabo de unos instantes se separaba de él violentamente gritando “¡Suélteme!”, abría rápidamente la puerta y desaparecía detrás de ella.

-¡Kasumi, te quiero! Te quiero...

En ese momento llegaba Ranma.

-¿Qué ocurre, doctor?-dijo-¿Problemas con las mujeres?

-Muchacho, como dijo alguien, las representantes del sexo femenino deberían llevar incluido un manual de instrucciones-respondió con una sonrisa triste-.Venga, hasta luego.

Y el Dr. Tofu se marchó.

Ranma se encogió de hombros, y pasó al jardín de la casa de los Tendo.

Una vez en la casa se detuvo en la puerta de la cocina.

-Hola, Ranma, ¿ya has vuelto?-le preguntó con amabilidad Kasumi, quien estaba poniendo té en una taza. Ranma notó su sonrisa natural un tanto forzada, y se percató de que había llorado.

-¿Qué ha ocurrido, Kasumi? No me dirás que el Dr. Tofu te ha hecho algo malo, ¿verdad?-dijo el joven mientras entraba en la estancia.

-No, por supuesto que no-se apresuró a aclarar su interlocutora-.Sólo es que...Es culpa mía. No puedo soportar que me toque.

Ranma se sorprendió ante aquella declaración. Se dio cuenta que ese era un tema muy espinoso de conversación, lo que le hizo sentir incómodo.

-Pero no hablemos de eso-continuó Kasumi. Su sonrisa se volvió más sincera, y Ranma se alivió al ver que la tristeza desaparecía de su rostro-.¿Quieres tomar un poco de té conmigo?

-Vale, de acuerdo.

Kasumi le sirvió una taza, sentados ambos en la mesa de la cocina.

-¿Cómo es que tú y Akane no habéis salido juntos esta tarde?-preguntó la joven después de tomar un sorbo.

-Akane dijo que tenía planes para ahora, y yo me he ido un rato al restaurante de Shampoo-explicó Ranma-.¿Tú sabes qué planes eran esos que tenía Akane?

-Bueno, tengo entendido que se ha ido con unas amigas al cine.

Sin saber por qué, Ranma se sintió aliviado. En cualquier caso, ya le había extrañado que una marimacho como Akane pudiera haber tenido una cita con otro hombre.

-Aunque espero que no llegue muy tarde-siguió hablando Kasumi-.Me ha dicho que todavía no ha hecho los deberes para mañana. ¿Y tú, Ranma, ya los has hecho?

-Pues no, pero todavía hay tiempo-se excusó el joven.

-Es mejor que los acabes cuando antes. ¿No teníais también un examen de lengua?

-Anda, es verdad-exclamó Ranma acordándose de improviso-.Mierda, y no he estudiado.

-Venga, no te preocupes. Si quieres luego te ayudo con la lección. Como siempre.

-Vaya, qué haría yo sin ti, Kasumi-dijo Ranma sonriendo.

Al joven artista marcial le molestaba que cualquiera le tratara como a un niño, pero con Kasumi era diferente. La amabilidad y simpatía innatas de la hermana de Akane le resultaban agradables, lo que hacía que no pusiera ninguna objeción a que se dirigiera a él como si fuera su hermano pequeño: ella siempre le ayudaba con sus estudios, le hacía la comida para el instituto, escuchaba sin perder la sonrisa las narraciones de sus trifulcas con Akane...

-Oye, Kasumi, ¿tienes algún problema con el Dr. Tofu?- se atrevió a preguntar Ranma.

Kasumi no respondió enseguida. Su sonrisa desapareció de nuevo.

-No te preocupes por eso, Ranma. No es nada importante.

-Pero Kasumi, si hay algo que te inquieta puedes contármelo sin ningún problema. Y si está en mi mano solucionarlo...

-Ah, Ranma, ¿ya has vuelto?-oyeron desde la entrada de la cocina. Allí vieron a Nabiki-¿Puedes venir un momento, por favor?

-¿Ahora?-preguntó él.

-Sí, ahora, vamos.

Ranma, resignado, no vio otro remedio que seguir a Nabiki a dónde quisiera llevarlo. Se levantó de su silla y se dirigió a la puerta.

-Bueno, hasta luego, Kasumi-se despidió.

-Sí, hasta luego...

Kasumi continuó sentada, acabando su té, metida en sus pensamientos.

Nabiki y Ranma entraron en la habitación de la primera, y él cerró la puerta detrás de sí.

-¿Qué es lo que querías, Nabiki?

Ella sonreía.

-Pues verás-dijo-,es que me han puesto unos deberes muy difíciles y me preguntaba si tú podías ayudarme a resolverlos.

Mientras decía esto, se desabrochó sus pantalones y dejó que resbalaran por sus piernas hasta que cayeron al suelo. Entonces se acercó a Ranma y lo besó en la boca, al tiempo que su mano derecha se deslizaba dentro de la bragueta del muchacho. Agarró el miembro viril, el cual se estaba poniendo duro y tieso, mientras las lenguas de ambos se movían juntas en sus bocas y Ranma posaba sus dos manos sobre el trasero de la joven. Bajó por debajo de sus caderas la goma de esas bragas tan sexies que vestía la segunda de las Tendo y la pieza de ropa interior terminó posándose sobre los pies de la joven. Ranma tocó con las yemas de sus dedos la entrada al sexo de Nabiki, lo que hizo que ella gimiera entre las respiraciones entrecortadas de ambos. En su exploración a tientas de los labios vulvares de la joven, se hizo paso entre ellos con el dedo índice y rozó el clítoris. Nabiki gimió de nuevo, estremeciéndosele todo el cuerpo. Dejaron de besarse, y los dos contemplaron como ella le bajaba los pantalones y los calzoncillos, dejando al descubierto el pene erecto de Ranma.

-Venga, vamos-susurró Nabiki sin dejar de sonreír.

Le sentó en la cama y, encantada, le contempló así durante unos instantes. Entonces se arrodilló delante de él y agarró el miembro del muchacho.

-Qué polla más estupenda tienes, Ranma-exclamó-.Si lo llego a saber pido yo ser tu novia.

-Euh...Gracias-respondió el otro tímidamente.

Nabiki pasó el glande entre sus labios y, dentro de su boca, lo lamió suavemente, mientras Ranma se dejaba invadir por el placer que aquello le producía. Nabiki continuó lamiendo, ahora toda la extensión del pene, mientras acariciaba los testículos. Ella miraba de vez en cuando al rostro del muchacho, deleitándose de la expresión de goce que este reflejaba. Ranma alargó las manos y tocó los pechos de su amante, aún cubiertos por el jersey. Al cabo de unos momentos Nabiki se quitó el pene de la boca y susurró con deseo:

-Ranma, ¿me la metes?

-Lo que tú ordenes.

Terminaron de desnudarse, y Nabiki se tumbó seductoramente boca arriba sobre la cama, con las piernas abiertas. Ranma se colocó sobre ella y se introdujo en su húmeda vagina, empezando el movimiento de vaivén. él apoyaba las palmas de las manos sobre el colchón, con el cuerpo de Nabiki entre sus brazos estirados, mientras ella rodeaba sus caderas con sus piernas y dejaba las articulaciones superiores sueltas a cada lado de su cabeza. Gemía con los ojos cerrados, terminando por alcanzar el punto culminante del acto. Vio que Ranma también iba a llegar, y dijo:

-En mi cara, córrete en mi cara.

Al oír esto, él rápidamente sacó su pene y se colocó sobre ella a la altura de los pechos. Un par de movimientos de su mano hizo que el blanco y viscoso esperma cayera sobre los labios entreabiertos, las mejillas, los párpados cerrados y el flequillo de Nabiki.

-Está caliente...

Ranma se tumbó cansado y sin aliento a su lado.

-No hay nada mejor antes de empezar los deberes del instituto que un buen polvo-dijo Nabiki mientras recogía con el índice el semen de su cara y se lo metía en la boca.

-Si tú lo dices...-contestó Ranma sin ganas de moverse.

Nabiki se irguió.

-Y dime-dijo-,¿al final cuál es el método ese para dejar de transformarte que decía Shampoo?

Ranma se volvió hacia ella sorprendido.

-¿Y tú cómo sabes eso?

-No hay ningún misterio-dijo Nabiki encogiéndose de hombros-.Simplemente oí por casualidad vuestra conversación por teléfono. Bueno, ¿cuál es?

Ranma no vio otro remedio que explicárselo, así que, sonrojado y rápidamente, fue lo que hizo.

-Caramba, ¿de verdad?-dijo Nabiki sorprendiéndose un poco-Qué cosas más extrañas-volvió a sonreír-.Bueno, en todo caso, está claro que yo no soy la mujer de tu vida. Hemos hecho el amor un montón de veces y tú continúas convirtiéndote en chica. Tanto mejor, no eres la clase de muchacho que quisiera para compartir nuestras vidas. Dejando aparte lo del sexo, claro-pasó su mano por encima del ahora fláccido pene de Ranma-.¿Y cuándo piensas contárselo a Akane?

-¿A Akane? Ella no tiene nada qué ver con esto, o sea que no tengo por qué decírselo. Igual que a tu familia.

-¿No crees que Akane pudiera ser la chica que buscas?

Ranma se quedó sin responder por unos segundos.

-No, claro que no. Akane y yo nos pasamos el día discutiendo. ¿Cómo quieres que estemos destinados a compartir nuestro amor? La chica de mi vida debe ser otra, seguro.

-Bueno, tú sabrás lo que haces, Ranma-dijo Nabiki encogiéndose de hombros.

-¿Y tú? ¿Ya tienes en mente quién puede ser tu chico ideal?

-Pues...Tal vez sí-respondió la hermana de Akane con una sonrisa misteriosa mientras se levantaba de la cama.

Ranma consideró que era mejor ser discreto y no preguntarle de quién se trataba.

Ambos se vistieron. Dispuesto a irse, el muchacho dijo:

-Ah, y ni una palabra a nadie sobre el tema, y menos a Akane, ¿vale?

-Tranquilo-respondió Nabiki sentada en el escritorio-,siempre y cuando me pagues mil yenes por mi silencio.

-Ya, claro-dijo Ranma entrecerrando los ojos.

Momentos después, después de dejar la habitación de Nabiki, el joven se dirigió a su dormitorio con intención de empezar los deberes para el día siguiente, pero entonces se acordó que tenía que explicar a su padre sobre lo que se había hablado en el restaurante de Shampoo. Marchó a la sala de estar y, a punto de bajar las escaleras, se encontró a Akane que las estaba subiendo. Los dos se quedaron estáticos, contemplándose el uno al otro, ambos con una expresión entre sorpresa e intimidación. Ella fue la primera en reaccionar:

-Hola, Ranma, ¿cómo fue tu cita con Shampoo?-dijo mientras terminaba de subir las escaleras. Pasó por el lado del muchacho sin mirarle.

-No era ninguna cita. Había quedado con la pandilla en su restaurante.

-Ya, bueno, todo lo que quieras-dijo Akane sin detenerse ni volverse. Entró en su habitación cerrando la puerta detrás de sí.

A Ranma le sentó mal esa actitud tan fría por parte de su prometida. La verdad es que nunca la había visto actuar así.

Lunes.

-Ranma, date prisa o no voy a esperarte-oyó el muchacho gritar enérgicamente a Akane desde la puerta de entrada.

Ranma suspiró y se puso la cartera a la espalda.

-Toma, la comida-le dijo Kasumi con su dulce sonrisa mientras le entregaba el pequeño paquete.

-Gracias, eres un sol. Hasta la tarde.

-Hasta la tarde, que tengas un buen día.

Ranma salió a toda prisa del gimnasio Tendo y se sorprendió al encontrarse ante la puerta a Akane esperándole. Sin decirse nada, la pareja inició el camino hacia el instituto Furinkan. Permanecieron en silencio buena parte del trayecto. Ranma se volvió un poco para ver a Akane, ya que se extrañaba que permaneciera tanto tiempo sin hablar. La vio con una mirada baja y triste.

-Akane, ¿te ocurre algo, que vas con esa cara?-preguntó con cierta preocupación-¿Hay algo que no funciona?

-¿Eh?- exclamó ella con un sobresalto-No, todo está bien, sólo es que...

Por algún motivo Akane cortó su frase.

-¿Sí?

Akane detuvo sus pasos y se colocó frente a él.

-Verás, Ranma, yo...

-¡Ranmaaaa!

La voz chillona de Shampoo hizo que los dos se volvieran. Sin saber de dónde había salido, Ranma se vio atrapado por la joven amazona, quien, sonriente, se había abalanzado a su cuello rodeándolo con los brazos, perdiendo él el equilibrio y cayendo los dos al suelo, ella encima del joven.

-Ranma, cariño, ¿has añorado a tu chica ideal?-exclamó Shampoo con entusiasmo-Ya lo tengo todo preparado en mi habitación para...

-¡Cállate, Shampoo!-gritó Ranma.

Miró a Akane, quien los estaba contemplando con una furia contenida.

-Ah, ya entiendo, Akane no lo sabe-dijo Shampoo mirándola y con una sonrisa triunfante-.Bueno, será nuestro secreto.

-Ranma, quédate con Shampoo si quieres, que yo me voy-exclamó Akane furiosa. Y empezó a andar con paso rápido.

-Es-espera, Akane-dijo Ranma tratando de sacarse de encima a Shampoo.

-¡Shampoooo!

El grito de Mousse, quien se dirigía hacia la pareja a toda velocidad, hizo que ambos miraran en su dirección.

-El que faltaba...-murmuró Ranma.

Entonces aprovechó la distracción de Shampoo para salir de debajo de ella y saltar al muro que rodeaba la calle, para acto seguido escapar corriendo.

-Eh, Ranma, ¿adónde vas?-exclamó Shampoo-Que ya lo tengo todo listo para que rompamos nuestras maldiciones...

Se dispuso a perseguirle, pero en ese momento llegaba Mousse y la rodeaba por el vientre con los brazos.

-Pero Shampoo, ¿por qué huyes de mí?-exclamó él estrechándola con fuerza- Estamos destinados a estar juntos. ¿Por qué no dejas que te lo demuestre?

-Sí, hombre, tú sueñas. Y suéltame, que se me escapa Ranma. ¡Ranmaaa! ¡No te vayas, amor mío!

Lejos de allí, Ranma se había quedado escondido detrás de unos cubos de basura junto a un poste de teléfonos. Después de unos momentos se atrevió a asomarse. Una chica de su edad, vestida con el uniforme femenino de su instituto, cartera en las manos y una gran pala de hacer “creps” a la espalda, le sonreía divertida al otro lado de los cubos.

-Hola, Ranma, ¿juegas al escondite?-bromeó la joven.

-Hola, Ukyo-saludó el otro, aliviado y poniéndose de pie-.Sí, más o menos.

-Pues será mejor que lo dejes para luego, que si no llegarás tarde a clase.

Ranma le sonrió con amabilidad. Momentos después, continuaron juntos el camino al instituto, mientras otros alumnos se les iban uniendo. él observó de refilón a Ukyo: le gustaba verla vestida con el uniforme de chica, más que con el traje masculino que solía llevar para las clases la mayoría de veces.

-¿Cómo es que tú y Akane no hacéis el camino juntos como todos los días?-preguntó la joven sin aparente interés-¿Ya os habéis vuelto a pelear?

Ranma estaba seguro que si le dieran un yen cada vez que le hacían esa pregunta, a esas alturas ya sería millonario.

-Psí-dijo sin mucho entusiasmo-.Todo ha sido por culpa de un malentendido que ha habido con Shampoo.

-Esa Shampoo, ya te ha estado molestando otra vez, ¿eh?-exclamó Ukyo con un poco de enfado-Debería saber que si quiere conseguir tu amor no tiene que estar acosándote a cada momento. Que a ti más bien te gustan las chicas suaves y tranquilas.

Ranma la miró extrañado. Ella se dio cuenta y se sonrojó.

-Vaya, veo que me tienes fichado.

-Bueno, nos conocemos desde que éramos niños. ¿Quién va a saberlo mejor que yo?-Ukyo le guiñó un ojo-Akane también tendría que saber que no te van las chicas de mal carácter y violentas.

-¿Y quién crees que sería esa chica ideal para mí?-preguntó Ranma.

-Bueno... Pues... Yo creo que...

Con la mirada baja, Ukyo volvió a sonrojarse. Entonces se percató que Ranma la miraba sonriente.

-Ey, no me tomes el pelo-exclamó la joven, y le dio un cachete amistoso en la mejilla, aunque la fuerza del impacto lanzó a Ranma al suelo-.Y vamos deprisa, que llegaremos tarde.

-Eh, espera.

Ranma se levantó y se puso a correr detrás de su amiga.

*****

Las clases se sucedieron con la rutina habitual, hasta que llegó la hora del recreo.

-Señor Saotome, queda levantado su castigo, pero otra vez...-dijo el profesor abriendo la puerta de la clase y saliendo al pasillo, pero se interrumpió al comprobar que el alumno mencionado había desaparecido y sólo quedaban los cubos tumbados y vacíos, con el agua desparramada por el piso.

En los lavabos de los chicos Ranma se secaba el pelo con una toalla.

“La próxima vez que te castiguen en el pasillo procura mantener el equilibrio de los cubos de agua”, se decía para sus adentros. No tenía ropa de muda, así que pensó que lo mejor que podía hacer era salir al patio y esperar que el calor del Sol le secara la que llevaba puesta. Abrió el grifo del agua caliente: no había agua caliente. Fastidiado, luego pensó que después de todo qué más daba. Todo el mundo conocía su capacidad de transformación. Salió del lavabo y se dirigió a la salida del edificio. Entonces se acordó que no todo el mundo conocía su poder de transformación, que había alguien que le tomaba por una persona diferente cuando iba convertido en chica. Alguien que le llamaba...

-¡La chica de la trenza!

Ranma se volvió a su espalda y vio espantado como Tatewaki Kuno corría hacia él con los brazos abiertos, sonriendo expresivamente y llevando la intención de abrazarlo.

-¡Chica de la trenza!-exclamaba el recién aparecido-Has venido expresamente a verme al instituto. Qué feliz me haces.

Nada más llegar al lado de Ranma chica esta le hundió la cabeza en el suelo de un golpe rápido de puño.

-Y sigues tan vergonzosa como siempre-dijo Kuno desenterrándose y volviendo a ponerse de pie, lo que desconcertó a Ranma-.No te preocupes, yo te enseñaré a superar tu timidez.

Sacó su espada de kendo y se colocó en posición de ataque. Mientras tanto, la pareja se fue viendo rodeada por un grupo de alumnos curiosos, entre los que se encontraban Akane y Nabiki.

Ranma, sin molestarse en decirle nada ni en atacar, se fue limitando a esquivar con naturalidad el arma de Kuno, hasta que se vio atrapado contra una ventana abierta que daba fuera a su espalda. El kendoka, triunfante, fue a acometer contra su adversario, pero este esquivó saltando al exterior. Kuno, ni corto ni perezoso, fue en su persecución. Una vez en el suelo del patio la lucha continuó. Ranma, ya aburrido de aquello, dijo:

-Bueno, ya está bien por ahora, que va siendo hora de volver a las clases.

Golpeó con la suela de su zapato en la cara de Kuno tumbándolo en el suelo, y se marchó dando grandes y rápidos saltos, desapareciendo por una esquina del instituto. El grupo de alumnos que estaban siguiendo el combate, viendo que el espectáculo se había terminado, regresaron a sus clases.

Kuno se había quedado estirado sobre la arena del patio, semiconsciente.

-Kuno, ¿va todo bien?-oyó el muchacho que le decían.

Abrió los ojos y vio a Nabiki agachada a su lado.

-Sí, todo va bien-contestó con un poco de mal de cabeza. Se puso erguido, quedándose sentado en el suelo-.Esa chica de la trenza siempre se muestra vergonzosa cuando está conmigo. Cómo me gustaría que superara su timidez y se dejara llevar por su amor a mí.

Nabiki le escuchaba con los párpados entreabiertos y una gota de sudor en la sien.

-Bueno, mientras tanto, aquí tienes estas fotos-dijo, y le entregó un álbum donde había imágenes sexies de Ranma chica. Se sentó-.Ya sabes, diez fotos son mil yenes.

-Sí, sí-contestó Kuno mientras echaba un vistazo al álbum.

-Por cierto, el otro día me encontré a la chica de la trenza, y estuvimos hablando sobre tú y ella.

Kuno dejó el álbum para volcar toda su atención en Nabiki.

-¿Y qué hablasteis?-pidió con interés.

-Bueno, ella me confesó que te deseaba y que quería hacer el amor contigo, pero es tan tímida que ni siquiera se atreve a hablarte de ello.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Kuno.

-¿Estás hablando en serio?-exclamó cayéndosele la baba.

-Pues claro. ¿Te iba a mentir yo?-dijo Nabiki sonriéndole-.Me ha dado un lugar y un momento para que os encontréis y deis paso a vuestra pasión.

-Magnífico, ya sabía yo que la chica de la trenza me amaba-entonces miró de reojo a Nabiki-.¿Y cuánto me va a costar toda esta información?

-¿Cuánto te va a costar?-la compañera de clase de Kuno puso cara pensativa-Pues no se me había ocurrido cobrarte por organizarte la cita. Bueno, ya hablaremos más tarde de eso. Ahora escucha, el encuentro será...

*****

-Esto no te ocurriría si no te anduvieras transformando cada dos por tres-regañó Akane a Ranma mientras dejaba caer el agua caliente de una tetera sobre este.

-¿Y qué quieres que haga? Los accidentes siempre pueden suceder-se defendió el muchacho.

Akane no respondió. Sin dejar el ceño fruncido, le pasó una toalla a su prometido, con la que este se secó el pelo.

-¿Y ahora por qué estás enfadada?-preguntó él-¿Qué he hecho de malo?

-¿Qué has hecho de malo? Todo o nada, depende-dio por respuesta Akane-.No lo sé, estoy confundida. Me voy a clase.

Dicho esto, la joven salió de la habitación de los aparatos de gimnasia, dejando a un Ranma de lo más desconcertado.

*****

Aquella tarde Ranma volvía solo del instituto. Akane había salido antes que él sin esperarle, supuestamente con unas amigas. Al muchacho empezaba a rondarle por la cabeza que la pequeña de las Tendo por alguna razón le estaba evitando. Durante los tiempos de descanso entre clase y clase también le había ignorado, quedándose cada uno en una punta del aula. Esa actitud le parecía a Ranma muy poco normal en Akane, y le daba qué pensar. ¿Y si se hubiera enterado de la reunión que mantuvo en el restaurante de Shampoo y de lo que se habló? Allí no faltaban personas interesadas en que ella lo supiera, claro... Entonces no le extrañaba que se encontrase confusa como le había dicho. Como él, no se atrevería a salir de dudas, sobre si ellos dos estaban destinados a estar juntos. Porque, ¿qué sucedería si una vez que hubieran hecho el amor Ranma dejaba de transformarse? Y al contrario, ¿qué pasaría si continuaba convirtiéndose en chica?

-Ranma, cariño, estás muy pensativo.

La voz de Kodachi le sobresaltó. Ella estaba delante de él, casi tocándose las caras, sonriéndole. Ranma retrocedió intimidado.

-Eso que no aceptaras tomar el té conmigo estuvo muy mal-dijo la joven como si estuviera regañando a un niño pequeño-.Creo que cuando lleguemos a mi casa tendré que castigarte por ser tan malo.

-Lo siento, pero no tengo tiempo de ir ahora a tu casa-dijo Ranma quitándose la cartera y poniéndose en guardia-.Tengo cosas qué hacer.

-Como dije ayer, no hay nada más...

-¡Ranma, cariño!

Sin saber de dónde salía, Ranma se vio abrazado por una efusiva y sonriente Shampoo. Miró a su alrededor: claro, si se hallaban delante del restaurante de la joven amazona.

-Eh, Shampoo, que yo vi primero a Ranma-exclamó Kodachi poniéndose seria.

-Bueno, pero ahora Ranma y Shampoo tienen cosas de las qué hablar y de las qué hacer, ¿verdad, Ranma?

El muchacho se quedó sin saber qué responder.

-Entonces hagamos un combate y la que gane se lo queda-propuso Kodachi segura de sí misma.

-Con mucho gusto-contestó Shampoo no menos ufana.

-Escuchad, ¿no creéis que mi opinión cuenta para algo?-dijo Ranma.

Shampoo atacó primera, pero su ímpetu fue detenido por las palabras de Kodachi:

-Huy, ahora que lo recuerdo-dijo consultando su reloj de pulsera-,si ahora tengo entrenamiento con el club de gimnasia rítmica. Lo siento, pero tendremos que dejar esto para otro día.

Shampoo se cayó de espaldas. Kodachi desapareció, con su risa altisonante y dejando una estela de pétalos negros.

-Bien, ahora que se ha ido esa pesada-dijo Shampoo levantándose del suelo-,pasemos a cosas más serias.

Se volvió hacia Ranma.

-Ven, Ranma, tenemos que hablar.

Y Ranma se vio empujado al interior del restaurante. No había nadie, y ambos se sentaron en los taburetes de la barra.

-Escucha, ¿por qué no comprobamos si nos quitamos la maldición mutuamente, y de paso si estamos hechos el uno para el otro?-propuso Shampoo sonriendo ruborizada-.Tal vez estabas destinado a vencerme en combate para convertirme en tu esposa, siguiendo la tradición de mi pueblo.

-Pero tengo entendido que Mousse ya te había vencido antes que yo.

-Fue de casualidad. Ese combate no cuenta.

Ranma estuvo pensativo durante unos momentos. Shampoo podría tener razón en eso que decía. Según la ley de las amazonas, ella debía casarse con aquel que la derrotase en un combate, y él la venció. Quizá eso significara algo.

-Está bien, probémoslo.

Shampoo saltó de entusiasmo del taburete.

-Vamos-exclamó.

Cogió de la mano a Ranma y lo llevó en dirección a su habitación.

-Un momento, antes debemos llenar un recipiente de agua para después hacer la comprobación-dijo él.

Ante una impaciente Shampoo, Ranma llenó un cubo de agua en el cuarto de baño y marcharon a la alcoba de la joven china. Una vez allí el muchacho contempló fascinado la decoración y los objetos que había en las estanterías.

-Desnudémonos, Ranma.

él empezó a desvestirse. Pero se detuvo de desabrocharse los botones de la camisa al contemplar fascinado la sensualidad de Shampoo al quitarse la ropa. Aquel espectáculo ya fue suficiente para excitarle.

-Ranma, no me mires así, que me da corte-dijo ella con un poco de vergüenza mientras se quitaba las bragas, quedando completamente desnuda ante él. Se le acercó-.Vamos, ¿quieres que te quite yo la ropa?

Sin esperar respuesta Shampoo le sacó la camisa.

-¿Sabes? Hasta ahora sólo te había visto desnudo transformado en chica, y resultaba muy frustante-dijo mientras pasaba con placer sus manos por los pectorales de Ranma-.Vaya, veo que eres muy musculoso.

-Y tú tienes un cuerpo precioso-contestó él con una sonrisa sugerente.

Perdida la timidez inicial, besó con pasión a Shampoo. Exploró con su lengua cada rincón de la cavidad bucal de la muchacha, a lo que ella correspondió con lo mismo. Sus manos, situadas encima de los hombros de la joven china, se deslizaron hacia abajo, acariciando lentamente la piel de ella, llegando a los pechos. Sus dedos encontraron unos pezones duros como rocas, los que pellizcó con suavidad.

-Ah... Aaahn...-exclamó Shampoo.

-Eres muy sensible.

Ranma se agachó un poco y pasó su lengua por encima del pezón izquierdo, removiéndola por la aureola y luego succionándolo. Shampoo se dejaba hacer, disfrutando del placer que le estaban proporcionando.

Al rato ella estaba tumbada en la cama y Ranma, ya desnudo del todo, tenía la cara entre sus piernas, pasando unos dedos por la vagina y jugueteando con el clítoris con el índice y el pulgar de la otra mano, tratándolo como si fuera la rueda de dial de una radio antigua.

Shampoo gemía con los párpados apretados.

-Raaanma, no lo niegues, tú ya tenías algo de experiencia en estoooh...

él sonrió mirándola. Cogió sus muslos y empezó a usar la lengua, primero en el punto más sensible, y luego profundizando en la vagina. Las secreciones de Shampoo le parecieron de mejor sabor que las de Nabiki.

Shampoo se vino a los pocos momentos. Ranma subió dejando una línea de saliva por su cuerpo con la lengua y, encontrándose los dos cara a cara, se volvieron a besar apasionadamente.

Rodaron abrazados por la cama quedándose Shampoo encima de él, la cual se irguió poniéndose de rodillas sobre del muchacho, con el pubis de este entre sus muslos.

-Ranma, como he deseado este momento...-dijo ella agarrando con ambas manos el pene.

El miembro entró sin mucha dificultad en la vagina de Shampoo.

-Ooooh...-gimió esta alzando la cabeza con los ojos cerrados. Luego empezó a moverse.

Ranma veía su pene aparecer y desaparecer, empapado por el flujo vaginal y sintiendo la agradabilísima estrechez de su compañera.

-¡Shampoo se corre! ¡Shampoo se corre!-exclamó esta-¡Aaaah!

Ranma también estaba a punto de venirse. Entonces Shampoo se lo sacó de dentro y se lo metió en la boca mientras lo masturbaba con la mano. El semen salió expulsado sobre el paladar y la garganta de la joven.

-Estás hecha una perversa-le dijo Ranma sonriendo, a la vez que ella, alzando los ojos hacia él, se sacaba el miembro de la boca con rostro satisfecho.

Aún no recuperado, el muchacho se fijó en el cubo lleno de agua. Se levantó inmediatamente de la cama.

-Eh, vamos a ver si ya no nos transformamos-exclamó. Cogió el cubo.

-Espera, espera...

Ranma lanzó parte del agua sobre Shampoo y luego el resto sobre sí. Ante sus ojos ella no había cambiado su aspecto de chica.

-¡Viva, lo hemos conseguido, ya no...!-comenzó a exclamar repleto de gozo, pero se detuvo al escucharse la voz. Miró hacia abajo, y puso sus manos sobre esos pechos que conocía tan bien-Pero, ¿cómo es posible que yo me haya convertido y tú...?-dijo totalmente desorientado.

De improviso, la puerta de la habitación se abrió, apareciendo Mousse ante ellos.

-Eh, Shampoo, ¿ya habéis terminado?-preguntó sonriente.

-Sí, ya está, amor mío-le contestó la otra, acercándose a él. Se abrazaron y besaron.

-Escuchad, ¿se puede saber qué es lo que ocurre aquí?-preguntó Ranma aún más desconcertado.

-Verás, es que Mousse al final me convenció para que hiciéramos el amor, y hemos descubierto que estamos hechos el uno para el otro-explicó Shampoo con una sonrisa feliz.

-Sí, ahora ya no nos transformamos con el agua fría-continuó el otro con la misma sonrisa-.Pero Shampoo me pidió que antes de ser mía para siempre, quería ver cumplida su fantasía de hacerlo al menos una vez contigo.

-Y a mí me pareció que la excusa de que a lo mejor dejábamos de transformarnos si lo hacíamos era la mejor para convencerte.

-¿De veras...?-dijo Ranma mientras su ira, y su puño derecho, iban subiendo.

Al cabo de un instante Mousse y Shampoo estaban abrazados el uno al otro, felices y ambos con unos chichones en la cabeza.

-Como te quiero, Shampoo-decía él.

-Yo también te quiero, cariño-respondía ella-.Estaremos siempre juntos.

-Hala, que os aproveche-murmuró malhumorado Ranma, y, después de coger su ropa, salió de la habitación.

*****

Ranma se sintió aliviado por haber descubierto que Shampoo no estaba destinada a ser su mujer. No era algo que precisamente le extrañase, después de todo. En cualquier caso él continuaba transformándose en chica, aunque, al menos, si algo había salido de positivo en ese asunto, es que la joven amazona y su novio ya no le darían más la lata.

No se encontró con ánimos de ir directamente a casa, y decidió pasear un poco hasta la hora de la cena. Caminó sin rumbo mientras por su mente pasaban las fuentes de Yushenko, su imagen femenina, los pergaminos antiguos que había traducido la abuela de Shampoo, Akane...¡Akane!

A unos cuantos metros de él vio a la muchacha y a Ryoga salir juntos de un edificio. Se detuvo sorprendido, sin saber qué hacer, si ir a su encuentro o esconderse. En un principio ellos parecieron no fijarse en él, pero Akane giró un poco la cabeza y le vio. Puso primero cara de sorpresa y luego de algo así como culpabilidad. La pareja, tal como había aparecido, desapareció calle arriba, entre la luz de las farolas y la oscuridad del cielo.

Ranma llegó junto al edificio de donde les había visto salir. “¡No puede ser!”, se dijo dándole un escalofrío. El cartel lo dejaba bien claro: era un hotel de alquiler de habitaciones por horas.