Nota Legal:
Todos los personajes de Ranma son propiedad de Viz Communications y fueron creados por Rumiko Takahashi.

Advertencia:
Esta historia es un fanfic lemon, lo cual indica escenas de sexo y uso de un lenguaje algo pesado. Así que si no tienes edad para leer lo que sigue, tal vez deberías considerar buscarte otra cosa que hacer.
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El castigo de Ranma.
Por
Facer.


Esta era la tercera noche seguida en que Kasumi había tenido que soportar los gemidos que daba Akane mientras le hacían el amor. Kasumi trató de ignorar el rítmico golpeteo de la cabecera de la cama contra la pared. Ese constante tum, tum, tum acompañado de los molestos grititos de placer de Akane le daban un poco de celos. La verdad, Kasumi extrañaba mucho a su esposo, el doctor Tofú, aunque ellos nunca habían tenido relaciones tanto como estos dos lo hacían pero aún así lo echaba de menos. Sin embargo, Kasumi sabía que esto era de esperarse, Akane era la más emocional de sus hermanas y siempre supo que sería igual en la cama. Además, no hacía más de un mes que ella y Ranma se habían casado, aún estaban, por decirlo así, de luna de miel.
“Sííí....damelo por allíiiií...AAAAHHH” Escuchó Kasumi gemir a Akane y pensó que de seguro sería capaz de escucharla igual si se fuera hasta la sala, mientras, el tum, tum, tum de la cama continuaba sin cesar.

Kasumi si que extrañaba a Tofú, ¿cuántos días tenía ya en esa convención en América? Ella había aceptado quedarse con Ranma y Akane mientras Tofú viajaba a los Estados Unidos, ya que Kasumi pensó tontamente que ahora que Ranma y Akane se habían casado y con Soun y Genma de viaje de entrenamiento junto al maestro Happosai y Nabiki en la universidad; bueno; Kasumi creyó que podría hacerles compañía. Ahora, solo se podía preguntar que diablos tomaban Ranma y Akane para poder durar tanto. Ni siquiera ella y Tofú lograban durar mas de dos horas. Tal vez era debido a las artes marciales. Al pensar en esto, Kasumi trato de recordar la última vez que ella y Tofú lo hicieron, ¿cuánto había pasado ya? Cierto, Kasumi le había dado una buena mamada el día en que se fue, pero habían pasado ya casi dos meses desde que habían tenido relaciones y aún más tiempo desde que lo hicieran con tantas ganas como la pareja de la habitación de a lado.

“Oooooh ¡Sí! ¡Me encanta que me la metas así!” Escuchó Kasumi, “¡Más duro!” En verdad que Ranma se merecía una buena parte del crédito por su resistencia, pensó Kasumi, la noche anterior habían estado dándole por lo menos tres horas antes de detenerse. Tofú también tenía bastante resistencia, pero muy seguido se quejaba de que la vagina de Kasumi era muy caliente, húmeda y apretada lo que lo hacía venirse muy rápido, a ella eso no le molestaba mucho. Kasumi siempre se venía antes que él y le encantaba exprimirle el semen a Tofú con ciertos movimientos de sus músculos vaginales que ella sabía que lo volvían loco.

“Mmmm...espera...la quiero toda...mmmm...” Por el sonido que hacían, Kasumi se dio cuneta que Akane le estaba dando una mamada a Ranma. Eso la hizo recordar a Tofú de pie en la puerta con sus maletas, listo para conducir al aeropuerto. Kasumi recordó como la miraba casi pidiéndole perdón por no llevarla con él, y también recordó como ella se arrodilló frente a él y sin decir palabra le bajó los pantalones hasta las rodillas, tomando en sus labios la creciente erección de Tofú dándole una larga chupada mientras el se quedaba allí mirándola lleno de admiración. Esa vez Kasumi no lo sintió venir, y sin aviso, Tofú comenzó a disparar su semen en su boca, por lo que ella tuvo que beberse todo lo que pudo mientras él le acariciaba el cabello. Cuando acabó, Kasumi limpió su pene y le arregló sus pantalones, para después despedirse de él con un beso en la mejilla. “Pórtate bien.” Le había aconsejado con su sonrisa de siempre. “Y cuando nos veamos otra vez, lo haremos en serio.”
“Es una promesa.” Fue lo que contestó Tofú al rejuntar sus maletas y salir de la casa, “Te voy a extrañar.”

“Ranma...acuéstate que quiero montarte...” Gimió Akane, “...¿Lo hago despacio?”
Kasumi no pudo evitar bajar su mano hasta en medio de sus piernas, su vagina estaba ya bastante húmeda y se puso más aún al recordar a su esposo. ¡Cómo desearía ella poder hacer lo mismo que Akane!
“¡Aaaah!” Gimió Akane, seguramente mientras se deslizaba sobre el duro pene de su marido. Kasumi se imagino a ella misma montando a Tofú mientras sus dedos encontraban el camino hasta su húmedo túnel.
“¿Quieres más rápido?...aaahhh...¡Pues toma!” Gritó Akane al mismo tiempo que Kasumi introducía tres dedos en su apretado canal, esparciendo sus jugos y frotando su clítoris con fuerza.
“Uhhhuuuhh...” Gimió Kasumi mientras continuaba imaginándose como rebotaría sobre el pene de Tofú.
“Dame más Ranma!” Ordenó Akane, “Ohooooh Ranma, ¡Así! ¡Me vengooo…!”
“Sí...me vengo...” Murmuró Kasumi mientras continuaba con su fantasía y empujaba sus dedos más profundo dentro de ella, sacándolos y volviéndolos a meter con rapidez hasta que toda su mano estuvo llena de sus jugos.
“¡Aah, Aah, Aah!” Siguió Akane, “¡Sííí Ranma!.... ¡AhhhAAAAAHH!”
“Sí...Ranma..” Suspiró Kasumi al tiempo que sus dedos le daban un increíble orgasmo, “¡Me vengo Ranma...!”

Kasumi se detuvo mientras su cuerpo vibraba deseando seguir, sus dedos aún dentro de ella, “¿Ranma?” Murmuró para sí misma, “¿Acaso dije Ranma?”
“¡Más...Ranma¡ ¡llénamelo!” Kasumi escuchó gritar a su hermana, “¡Llénamelo todo!...¡Aaaah!”
La vagina de Kasumi se apretó alrededor de sus dedos al escuchar el grito de placer con el que Akane anunció su orgasmo mientras su esposo la llenaba de caliente semen. Sus dedos se deslizaron lentamente fuera de ella y Kasumi los limpió en la sabana. Su mente estaba girando debido a la manera en que su fantasía terminó: Un momento se imagina rebotando sobre Tofú y al siguiente está montándose a Ranma.
“Gracias...amor...” Dijo Akane mientras Kasumi seguía escuchando con atención. Un rato después, el silencio le garantizó que Ranma y Akane se habían dormido. Esa noche, Kasumi no durmió muy bien, se sentía culpable por haberse imaginado teniendo relaciones con el esposo de su hermana menor.


Al día siguiente...

Ranma se detuvo en su camino hacia el dojo pues tenía que dar una clase, y al detenerse observó en silencio a su cuñada; la puerta de la recamara donde Kasumi dormía estaba entreabierta. Ella era muy distinta a Akane y Ranma lo sabía, el largo cabello castaño de Kasumi era opuesto al corto y negro de su hermana. Ranma notó que la sábana subía y bajaba al ritmo de la respiración de Kasumi y su mirada se clavó en sus pechos. Ranma comparó mentalmente el tamaño de los senos de Akane y Kasumi: Akane tenía pechos medianos y a Ranma le gustaban mucho, pero los senos de Kasumi eran dos veces más grandes que los de su esposa, mínimo. Una de las piernas de Kasumi se había deslizado fuera de su camisón y de la sábana, él miró lo bien torneada que estaba. Akane tenía piernas firmes y muy bonitas, pero no tan torneadas como las de su hermana mayor. Ranma decidió que Tofú era un tipo con demasiada suerte y pensó que el doctor seguro se lo hacía a Kasumi todas las noches hasta quedar seco. Maldito suertudo.


Más tarde ese día, Kasumi se había levantado y estaba preparando el desayuno, algo que su hermana y su marido apreciaban bastante. Kasumi notó que Akane tardaba en levantarse, pero después de la sesión que se aventó la noche anterior, podía entender que su hermanita no tuviera energías para salir de la cama.
“¿Dormiste bien?” Preguntó Akane más tarde cuando entró a la cocina, todavía vistiendo la camisola que usaba para dormir.
Kasumi sonrió, “Bueno...sí, sí dormí bien.”
“¿Qué te pasa?” Preguntó Akane, dándose cuenta que Kasumi no decía la verdad.
“...Es que Ranma y tú...” Comenzó Kasumi, “Estaban un poquito...¿ruidosos?”
“¿Nos oíste?” Preguntó Akane, extrañamente, ella se veía bastante sorprendida.
“Pues...sí, alcancé a escucharlos.” Dijo Kasumi dejando la cacerola que estaba usando a un lado, “Parece que Ranma es un mejor esposo de lo que me imaginaba.”
Al oír esto, Akane se puso completamente roja, casi más roja que la camisola que llevaba puesta y se llevó la mano a la boca para intentar ocultar su sonrojo. “Yo... lo siento mucho Kasumi...es que...yo...bueno...es que no pensé que tú te despertarías y...menos que nos... pudieras escuchar...”
“Olvídalo Akane.” Contestó Kasumi, “Lo que tú y Ranma hacen es normal.”
“Lo siento mucho.” Siguió Akane y se apretó contra la pared, sintiéndose llena de verguenza frente a su hermana mayor, “Yo...trataré de no hacer mucho ruido si Ranma...tiene...ganas hoy...pero...es que...”
Kasumi miró a Akane, “¿él es tan bueno que es muy difícil para ti no hacer ruido?” Completó la hermana mayor en un tono divertido.
Akane no contestó y regresó a su habitación, la menor de las Tendo se sentía terrible. Por su parte, Kasumi también se sentía mal, mas bien, se sentía culpable, culpable por traicionar a Tofú en sus fantasías la noche anterior y mal por que al haber pensado así, también traicionaba a su hermana.

Fue hasta después del desayuno y de que Ranma saliera de la casa que Akane se armó de valor para tocar el tema de nuevo. “Es que...Ranma si es muy bueno cuando...ya sabes.” Dijo mientras jugaba con una servilleta.
“¿De veras?” Comentó Kasumi sin poner mucha atención. La hermana mayor había decidido no pensar más en el incidente de hace un rato y no tenía ganas de volver a pasar por lo mismo otra vez.
“Es que él es demasiado bueno...”
“¿Quién?”
“Tú sabes, Ranma.”
“¿Ranma?” Preguntó Kasumi divertida.
“Si.”
“Seguro.” Contestó Kasumi, tratando de hacer que Akane comprendiera que no quería hablar de eso.
“¡De veras es muy bueno!” Respondió Akane algo ofendida.
“¿Qué tan bueno?” Preguntó Kasumi, segura de que Akane no podría contestar una pregunta directa y que así la dejaría en paz.
“¡Pues él es MUY bueno!” Dijo Akane al tiempo que levantaba los platos de la mesita, “Lo que quiero que entiendas Kasumi, es que me cuesta trabajo no hacer ruido; eso es todo.”
“Cálmate Akane.” Dijo Kasumi, “Mira, mi esposo es muy bueno también, en especial con sus manos, y yo puedo evitar hacer ruido si quiero. Lo único que hace falta es saber controlarse.”
“Nosotras no somos iguales en eso.” Replicó Akane, “Además, mi Ranma es mejor que Tofú.”
“¿Mejor?” Preguntó Kasumi algo molesta.
“Espera Kasumi, no me malentiendas, Ranma es mi esposo y...”
“¿De qué hablas?” Preguntó Kasumi, “Por si ya se te olvido hermanita, yo estoy casada desde hace cuatro años.”
“Ya lo se.” Dijo Akane más calmada, “Es que no puedo evitar ponerme celosa, es como un reflejo y...”
“Te entiendo, sufriste mucho para poder casarte con Ranma, es natural que te pongas celosa.” Kasumi dijo tomando a Akane por el hombro, “Además, tienes suerte, a cualquier mujer le gusta un hombre que sea bueno en la cama.” Kasumi pensó que no iba a dejar que Akane menospreciara a Tofú así que sus siguientes palabras fueron: “Lo bueno es que mi Tofú es bueno para eso también.”
“No tan bueno como Ranma.” Dijo Akane moviendo levemente la cabeza a ambos lados.
“Pues entonces dime, ¿qué tan bueno es Ranma?” Dijo Kasumi ahora un poco molesta, aunque no se le notaba para nada.
“Olvídalo Kasumi.” Dijo Akane, que también había comenzado a molestarse.
“Tú fuiste la que empezó la plática.” Reclamó Kasumi.
“Y de veras lo lamento.”
“Pues yo también.”
“¿Por qué?” Preguntó Akane, “¿Por qué ahora quieres saber qué tan bueno es MI Ranma?”
“¿Quién crees que soy?” Respondió Kasumi subiendo ligeramente la voz, algo muy raro en ella, “¿Acaso piensas que porque tu esposo tal vez sea mejor que el mío en la cama voy a intentar seducirlo?”
“......Tal vez.” Contestó Akane.
“Akane, ¿no confías en mí?” Dijo Kasumi, “Soy tu hermana, ¿recuerdas? No una de las otras que siempre perseguían a tu marido.”
“¿Prometes que no tendré que preocuparme?”
Kasumi suspiró, Akane si que podía ser terca, “Lo prometo.”


Esa noche...

Kasumi esperaba que nada más sucediera, pero en cuanto Ranma y Akane se metieron a su recamara, Kasumi comenzó a excitarse casi al instante en que los vio cerrar la puerta de su cuarto. Lo van a hacer otra vez. Fue lo primero que pensó Kasumi. Ranma se lo va a hacer otra vez y Akane va a seguir pensando que Ranma es mejor que Tofú. Segura de que Akane trataría de no hacer ruido, Kasumi decidió que valía la pena acercarse a escuchar lo que Ranma decía, a fin de cuentas, nadie iba a menospreciar a Tofú si ella podía evitarlo, ¿qué tal si Ranma y Akane sólo montaban una farsa? Kasumi tenía que saber. Y así, la mayor de las hijas de Soun Tendo se acercó a la puerta del cuarto de su hermanita.
“Ooaaoh.....Chupalo con ganas...Akane...” Fue lo primero que escuchó Kasumi al estar junto a la puerta. “Metelo todo en tu boca..”
El cuerpo de Kasumi respondió al instante, imaginándose a Akane de rodillas, con una verga bien dura en su boca. Con lentitud, Kasumi bajo su mano hasta sus muslos y aún sobre el camisón, comenzó a frotar sobre sus bragas, para después meter sus dedos y hacer contacto con su ya húmedo y erecto clítoris moviéndolo de atrás a adelante.
“Excelente...” Gimió Ranma, “Tómalo todo...Tómalo todo dentro de tu boca...”
Kasumi pudo escuchar los sonidos de ansiedad que Akane hacía, los húmedos sonidos de chupeteo que sólo una principiante haría. Qué mal, pensó Kasumi mientras sus dedos seguían jugando con su vagina, la pobrecita de Akane no sabía como debía de dar una buena mamada. Kasumi estaba segura de que ella podía hacerlo mejor y tener a Ranma comiendo de su mano si así lo deseaba.

El desesperante sonido del inexperto chupeteo de Akane parecía subir cada vez más ante los oídos de Kasumi, quien se había arrodillado para poder masturbarse más cómodamente. 
“La...quiero adentro...” Murmuró Akane y Ranma gimió diciendo que le agradaba la idea, después, Kasumi escuchó como se acomodaban en la cama.
Sin pensar mucho, Kasumi se quitó las bragas y las enrolló en una de sus muñecas para así tener más libertad al tocarse.
“Por qué te tapas la boca?” Preguntó Ranma.
“Kasumi nos oyó anoche.” Escuchó Kasumi murmurar a Akane.
“¿En serio?” Resonó la voz de Ranma en un tono molesto, “¿Y qué te dijo?”
“Dijo que no la dejamos dormir bien.”
“¡Pues que se aguante!” Dijo Ranma cortantemente, mientras, Kasumi dejo de masturbarse, molesta por la falta de respeto que Ranma estaba mostrando hacia ella. “¡Grita si quieres!¡No me importa que nos oiga!” Exclamó Ranma.
“¡Cállate!” Le insistió Akane.
“Tú Cállate!” Dijo Ranma casi gritando. “Esta es ahora nuestra casa y si yo quiero hacerlo con mi esposa, voy a hacerlo con mi esposa ¡y no me importa si tu hermana nos escucha! ¿Quién se cree Kasumi?”

Kasumi estaba enojada, de verdad enojada. Rápidamente se puso sus bragas de nuevo y se alejó en silencio de la puerta, para cuando entró en su habitación, su respiración estaba muy agitada. ¿Qué pensaba Ranma? ¿Acaso no se había ella encargado de darle de comer a él y a su padre por dos años? ¿Y eso de que era su casa? Eso era lo que la había molestado más, Kasumi se sentó en la cama y masajeó su frente, ¡muchacho irrespetuoso!. Ranma no tenía idea de lo que ella y Nabiki habían tenido que hacer para mantener a la familia a flote. Pero Kasumi lo sabía muy bien, después de todo, ella lo había vivido en carne propia y no le hacía sentirse orgullosa. Kasumi recordó una ocasión cuando tenía quince años y Nabiki no había logrado conseguir suficiente dinero para comprar la comida de la semana; esa vez había intentado que el dueño de la tienda le vendiera la mercancía a crédito, pero el vendedor se negó. Lo que el vendedor le propuso fue terrible, pero por su familia, Kasumi había aceptado. Ella todavía recordaba como le había entregado su virginidad al dueño de la tienda en aquella sucia bodega tan sólo para que le permitiera llevar comida a su casa sin tener que darle dinero. Kasumi se odió por eso, pero la familia era primero y con eso en mente, aceptó ser el juguete sexual del tendero.

Al pasar el tiempo, Kasumi se dio cuenta que muchos de los vendedores la miraban con deseo y como por ese entonces Nabiki había tenido ciertos problemas financieros...pues Kasumi tuvo que volver a cambiar su cuerpo por comida...esos fueron tiempos difíciles. Pero no acabó allí; un par de años después, poco antes de la llegada de Ranma, Kasumi descubrió que Nabiki había estado seduciendo a tipos casados para extorsionarlos por dinero y cuando le reclamó; Nabiki solo le dijo que era menos indignante hacer eso que entregarse a los vendedores a cambio de solo comida. Al final, Kasumi se había unido a Nabiki y ambas recurrieron a sus cuerpos para conseguir el dinero necesario para mantener la casa. Kasumi se dejó caer de espaldas en la cama, el que ella y Nabiki hubieran tenido que recurrir al sexo para sacar a Akane adelante era un secreto, y así seguiría. Además Akane tampoco sabría de todas las veces que Nabiki y ella habían tenido que pagar con sus cuerpos por las reparaciones del dojo y de la casa luego de que Ranma o alguno de sus oponentes lo destrozaran todo. Pero, ¡Kasumi no estaba dispuesta a permitir que un niño malcriado como Ranma insultara su jerarquía como la mayor de las tres hijas de Soun Tendo!

En su cama, escuchando los gemidos de Akane y el incesante tum, tum, tum, de la cama golpeando la pared, Kasumi casi se masturba de nuevo, pero estaba tan enojada con Ranma que la idea solo le cruzó la mente un segundo antes de que la alejara de su mente. “Quién se cree Kasumi?” Se preguntó a sí misma, repitiendo lo que había dicho Ranma. “No, ¿Quién te crees tú, Ranma?” Dijo Kasumi. Ella no se durmió hasta casi las dos de la mañana, justo después de pensar en una forma discreta de darle a Ranma una buena lección.


Al amanecer de un nuevo día...

Durante los años en que no tuvo otra opción más que usar su cuerpo para ayudar a su familia, Kasumi no solo aprendió a darle placer a un hombre, también aprendió que ningún hombre podía evitar querer hacerlo con ella si así lo deseaba. Kasumi estaba muy feliz con su idea, el castigo de Ranma sería simple: Kasumi le iba a dar un buen show, así Ranma la desearía y no podría hacer nada al respecto. Estaba segura que ese sería un castigo tan bueno, que ni siquiera Nabiki podría haberlo planeado.

Kasumi sabía que Ranma siempre se levantaba mucho antes que Akane, por lo que decidió que ese era el momento perfecto para mostrarle la entrada al cielo a la que nunca podría tocar. Con gran cuidado, Kasumi abrió la puerta de su recamara y se preparó para su objetivo: acostándose de lado y volteando su cuerpo hacia la puerta, se abrió el camisón de manera que la mitad de sus senos y una parte de los pezones se pudieran ver claramente, sus piernas estaban dobladas de manera que un poco de su vello púbico estuviera a la vista, sus bragas estaban expuestas, enrolladas en sus tobillos. Kasumi incluso se las arregló para que sus pezones se apretaran contra la suave tela del camisón y justo cuando terminó con sus preparaciones, escuchó que Ranma se acercaba. Kasumi cerró los ojos y fingió dormir.
“¡Pero...! ¿Qué...?” Exclamó Ranma al ver a Kasumi, quién se burló mentalmente de su cuñado y siguió sin abrir los ojos durante los quince minutos que Ranma estuvo de pie mirándola. Luego de un rato y para dar un mayor efecto, Kasumi respiró profundamente, dándole a Ranma una mayor vista de sus senos, luego, con lentitud, se dio la vuelta con lo que le mostró a Ranma su vagina en todo su esplendor.
Ranma dijo únicamente otras dos palabras cuando cerró la puerta de la recamara de Kasumi, las cuales, ella no pudo entender por qué las diría.
“Maldito suertudo.” Fue lo que dijo Ranma. 

Cuando Kasumi estaba segura que Ranma se había marchado, se acostó boca arriba y abrió los ojos, sus dedos tocando su vagina con avidez. “¿Qué te pareció?” Dijo sonriendo mientras metía dos dedos dentro de su empapado sexo. “¡Muchacho irrespetuoso! Apuesto que ahora quieres hacerlo con tu cuñada, ¿No es cierto?” Sus dedos continuaron moviéndose dentro de su húmeda cueva y Kasumi llegó a un orgasmo imaginando como Ranma se estaría masturbando pensando en ella. Se sintió tan bien que volvió a masturbarse otras dos veces antes de levantarse a preparar el desayuno. 

Akane había despertado de buen humor y como Kasumi se sentía muy bien por haber podido desquitarse de Ranma, las dos pasaron el día sin ningún problema, casi parecía que el tiempo había regresado varios años a los días antes de que Ranma entrara en la vida de Akane.
“¿Pudiste escucharnos anoche?” Preguntó Akane.
“Para nada, gracias por evitar hacer ruido.” Contestó Kasumi sonriendo como siempre lo hacía, enmascarando completamente cualquier emoción, “Dormí de maravilla.”

El resto del día pasó rápido, y por la tarde, Ranma demostró no sentirse muy a gusto cerca de Kasumi, quién noto que Ranma pasaba mucho tiempo sentado o agachándose, obviamente para ocultar su erección. Kasumi rió para sus adentros y le siguió el juego, apareciéndosele a Ranma cada vez que podía, fingiendo como siempre lo había hecho desde que era pequeña, no mostrando ninguna emoción y conversando con él mientras le mostraba su sonrisa más inocente.

Esa noche, cuando Akane y Ranma se retiraron a su recamara, Kasumi no podía esperar para saber lo que dirían, así que silenciosamente se deslizó hasta su puerta y comenzó a escuchar.
“Esta noche no, Akane.” Dijo Ranma.
“¿Por qué?” Preguntó Akane con sorpresa en su voz. Del otro lado de la puerta, Kasumi sonrió maliciosamente.
“Es que estoy muy cansado.” Respondió Ranma, “Eso es todo.” Kasumi sabía que él mentía.
“No tienes que hacérmelo si no quieres.” Dijo Akane, “Al menos déjame darle una chupada.”
“No esta noche.” Volvió a decir Ranma.
“¿No quieres venirte en mi boca?” Preguntó Akane aparentemente preocupada.
“No, no quiero venirme en tu boca.” Dijo Ranma cortante.
“Porque quieres venirte en la mía.” Pensó Kasumi, “Buenas noches Ranma, te lo mereces.” Y así, Kasumi se deslizó de nuevo hasta su cuarto, satisfecha con su pequeña venganza.


Esa madrugada...

Kasumi despertó sorprendida al sentir que algo se arrastraba sobre ella y unas fuertes manos le apresaban sus brazos, cuando abrió los ojos no pudo identificar lo que la sostenía en el mismo lugar pues la luz, que alguien había encendido, la encandiló.
“¿Kasumi?” Llamó Ranma.
“¿Ranma?” Kasumi parpadeo y trato de taparse de nuevo con la sabana.
“¿Estas despierta?”
“Ahora lo estoy.” Bostezó Kasumi al contestar, una rápida mirada le mostró que su puerta estaba cerrada, ella no la había dejado así. “¿Qué hora es?”
“Las dos de la mañana.” Murmuró Ranma, “Akane esta dormida.”
“¿Y quieres algo de comer?” Dijo Kasumi tratando de levantarse.
“No, quiero hablar contigo.” Dijo Ranma. Kasumi notó que él sólo tría puestos sus boxers y que un bulto se apretaba allí.
“¿De qué quieres hablar?” Preguntó Kasumi, sus focos de alarma comenzaron a encenderse.
“Te vi ayer por la mañana.” Le murmuró Ranma en el oído.
“¿Y eso que?” Contestó Kasumi tratando de sonar inocente.
“Que creo que lo hiciste a propósito.” Respondió él. “Noté que sonreíste.”
“¿Hacer qué a propósito?” Dijo Kasumi, “¡Mucha gente sonríe cuando duerme!¡Yo siempre duermo como me viste!”
“No es verdad.” La acusó Ranma, “Ayer te bajaste las bragas hasta los tobillos y hoy no lo hiciste.”
“¿Y eso qué tiene de especial?”
“Que yo se que tú quieres hacerlo conmigo.” Dijo Ranma, su respiración acelerándose, “Déjame verte desnuda.”
“¡No!” Respondió Kasumi tratando de quitarse a Ranma de encima.
“Tranquila, yo también quiero hacerlo contigo Kasumi.” Murmuró él “Quiero hacerlo contigo hasta ya no poder más.”
“Estoy casada Ranma.” Le recordó Kasumi.
“Y yo también.” Dijo Ranma, “Pero, ¿a quién diablos le importa? Los dos queremos hacer esto y tú lo sabes.”
“Yo no...hmmmpf...” Kasumi intentó decir algo, pero Ranma la silenció con un beso y deslizó su lengua entre sus labios. Kasumi intentó quitarse a Ranma de encima otra vez, pero él era muy fuerte, decidiendo que lo mejor sería dejarlo que se calmara, Kasumi lo dejó hacer.

La sensación de la lengua de él en su boca no era desagradable y Kasumi lo dejó seguir mientras pensaba en Tofú, tal vez esto enfriaría a Ranma y así se iría de la recamara. Mientras la besaba, Ranma había bajado sus manos hasta los senos de su cuñada y estaba apretándolos y estrujándolos.
“¡Ya basta Ranma!” Insistió Kasumi cuando por fin Ranma se separó de sus labios.
“Tranquila Kasumi.” Dijo Ranma mientras desabrochaba el camisón y lo hacía a un lado, “Apuesto que lo necesitas, ¡te haré sentir bien!”
“Se que me harías sentir bien.” Contestó Kasumi, “Pero Akane es mi hermana y no podemos hacerle esto y...”
“Ella no sabrá nada.” La interrumpió Ranma, “Le di un ligero golpe en su punto del sueño, esta noche no la despertaría nada ni nadie.”
“Pero...”
Ranma ignoró las protestas de Kasumi y se concentró en quitarle las bragas, cuando lo hizo las lanzó a un lado y trató de abrir las piernas de su cuñada.
“Ranma, no hagas esto...” Dijo Kasumi sentándose y subiendo sus piernas hasta su pecho, manteniéndolas cerradas con sus brazos.
“¿No hacer que?” Preguntó Ranma mientras se quitaba sus boxers, quedando igual de desnudo que Kasumi, que no pudo evitar admirar el bien formado cuerpo del esposo de su hermana.
“De veras quieres hacerlo...” Dijo Kasumi al ver la erección de Ranma por primera vez; era mucho más grande que Tofú.
“Por supuesto que quiero hacer esto.” Contestó él frotando su pene y acercándose a Kasumi poco a poco, “Además, Akane me contó que piensas que el doctor Tofú es mejor que yo en la cama, ¿No quieres ver si estas equivocada?”
“....yo...no...” Suspiró Kasumi, en su mente, ella seguía preguntándose como Akane lograba soportar todo eso dentro de ella.
“No es que me haya cansado de meterselo a tu hermana...” Dijo Ranma moviendo su pene hacia la cara de Kasumi, “...Pero quiero saber que se siente tenerlo dentro de mi cuñada.”
“Pero mi esposo...” Dijo Kasumi, sus ojos siguiendo el balanceo del pene de Ranma como si la hipnotizara.
“¡Chupa!” Gruñó Ranma empujando la punta de su miembro hacia la boca de Kasumi.

Kasumi no tuvo otra opción más que obedecer; y al sentir ese grueso pene presionarse contra su cara, inmediatamente subió sus manos para poder sostenerlo mientras abría su boca para comenzar a chuparlo. Pronto, sus labios, abiertos al máximo, permitían que el pene se deslizara poco a poco dentro de su boca. El salado sabor de Ranma invadió a Kasumi, quien comenzó a mover su lengua alrededor de la cabeza, concentrándose en la pequeña ranura de donde saldría el semen. Sus manos estaban ahora ocupadas con los testículos de Ranma, masajeándolos y apretándolos firmemente hacia arriba.
“Ooooooooohhhh...” Gimió Ranma cuando Kasumi movió su lengua hacia abajo y permitió que más de la mitad del pene de Ranma se introdujera en su boca, “Así...¡Chúpalo más!”
Relajando su quijada, Kasumi cerró los ojos y se preparó a tomar el pene completo de Ranma y lentamente, movió su cabeza hacia delante, hasta que sintió que su nariz tocaba el vello de Ranma y la punta de su pene quedaba instalada justo en su garganta. Aún más despacio, Kasumi se movió hacia atrás y luego otra vez hasta adelante, aumentando la lubricación lo mejor que podía con su saliva, cada vez aumentando la velocidad con la que sacaba y metía el miembro de su boca, causando que Ranma temblara de la cintura para arriba cada vez que sus testículos tocaban la barbilla de su cuñada.
“...Qué bien...se siente...” Musitó Ranma entre jadeos.

Mientras, Kasumi podía sentir que su vagina se había abierto por completo y sus jugos se deslizaban entre sus nalgas siguiendo el ritmo con el que chupaba la gruesa erección de Ranma, pero esperaba que él no lo notara. Kasumi estaba concentrada en hacer eyacular a Ranma para así poder evitar la decisión de dejarlo o no meterle su pene dentro de su apretada cuevita, pero cuando Ranma detectó el cambio de ritmo en la mamada de Kasumi, sintiendo como su lengua se concentraba más en circular y estimular la punta de su pene y como el masaje que le daba a sus testículos se había vuelto más insistente, intentó aguantar pero no pudo evitarlo y tomando la cabeza de Kasumi entre sus manos, empujo su pene hasta el fondo, disparando una y otra vez su semen directo en la garganta de Kasumi quién no tuvo problemas para bebérselo todo. Cuando Ranma terminó, Kasumi apretó con sus labios el pene de Ranma, exprimiéndole todo el semen posible mientras lo sacaba de su boca.
“Eso fue increíble...” Dijo Ranma, “Lo haces mil veces mejor que Akane...”
“...Gracias...” Dijo Kasumi, segura de que Ranma estaría contento con eso y no la obligaría a hacer más.

“Ahora...” Dijo él mientras alcanzaba un condón que había puesto en la cama, “Sigue lo mejor.”
Kasumi intentó salir del cuarto, pero Ranma la tomo de nuevo por los brazos y la acostó, separando sus piernas y acostándose sobre ella. Ranma comenzó a besar los senos de Kasumi, poniendo especial atención a cada uno de los pezones. Una de sus manos fue bajando hasta que se posó sobre la vagina de su cuñada. Ranma introdujo uno de sus dedos en el húmedo camino y comenzó a moverlo en círculos y de adentro hacia fuera, lo que causó que Kasumi comenzara a gemir de placer involuntariamente.
Ranma se levantó entonces y abrió el empaque del condón, Kasumi lo miró, pero ya no pensó en  escapar, sería inútil de todas formas. Ranma por fin logró ponerse el condón y volvió a posarse sobre Kasumi que en esta ocasión no intentó detenerlo, había pensado que lo mejor sería dejar a Ranma terminar lo más rápido posible, y además, tal vez podría conseguir un buen orgasmo de todo esto.

“Hazlo despacio...” Pidió Kasumi al sentir como Ranma usaba su mano para dirigir su erección a su entrada, separando los húmedos labios con lentitud. En ese momento.
“Ten Kasumi...Toma mi verga...” Dijo Ranma al tiempo que empujó hacia delante, logrando introducir toda la cabeza de su miembro.
“¡Aaaah!” Gimió Kasumi al sentir como la enorme cabeza la abría más y más, era como si la estuvieran partiendo en dos. Sus piernas intentaron cerrarse, sus manos se apretaron a la almohada y lágrimas salieron de sus ojos. “¡Esta...muy...gruesa para...mí!”
Ranma ignoró a Kasumi y siguió empujando, pronto la mitad de su pene estaba dentro de aquella apretada humedad que se cerraba firmemente sobre su miembro, era como si las ardientes paredes de la vagina de Kasumi quisieran fundirlo, no había sentido algo igual desde su noche de bodas cuando Akane le entregó su virginidad, ¿por qué Kasumi aún era tan apretada como una virgen? Se preguntó Ranma mientras empujaba de nuevo, con más fuerza esta vez, arrancando un nuevo gemido de su cuñada.

Al cerrar los ojos y relajarse, Kasumi logro que Ranma pudiera entrar por completo dentro de ella y pronto, Ranma comenzó a moverse, lento al principio, pero gradualmente fue aumentando su velocidad y al mismo tiempo aumentó el placer que Kasumi sentía. Kasumi se sentía llena como nunca, el modo en que el grueso pene se movía dentro de ella era increíble, como si fuera una bomba de succión, podía sentir como su vagina se apretaba cuando el se movía hacia fuera y como se ensanchaba y estiraba cuando volvía a entrar. Ranma entonces se hincó y aumentó la velocidad de sus movimientos aún más, martilleando sin cesar la vagina de Kasumi, sintiendo como su orgasmo se acercaba. El cambio de posición empleado por Ranma haciéndola subir sus piernas fue lo último que Kasumi pudo resistir, las sensaciones se volvieron tan intensas que no pudo controlarse y estalló con un orgasmo que inundó su vagina y estremeció su cuerpo, Kasumi mordió su labio inferior para mantenerse en silencio, pues no confiaba en que Akane no despertara.
“¡Aaaah...Kasumiiii...Estás muy apretada...ya no aguanto!” Gimió Ranma mientras seguía bombeando su grueso miembro dentro de Kasumi y entonces, con un último gruñido, se lanzó hacia adelante una última vez mientras su orgasmo explotaba, lanzando su semen en cascadas continuas mientras él temblaba de pies a cabeza, desplomándose sobre el cuerpo de su cuñada.

Ranma deslizó su miembro fuera de Kasumi y arrojó el condón llenó de esperma dentro del cubo de basura que había en una esquina de la recamara. Su respiración aún estaba agitada, pero su erección ya había desaparecido. “Y bueno, ¿qué te pareció?” Preguntó él. “¿Soy o no soy mejor que Tofú?”
Kasumi se sentó detrás de él en la cama y contestó mientras se ponía sus bragas. “Tal vez lo seas para Akane.”
Ranma volteó y miró a Kasumi extrañado, “¿Por qué dices eso?” 
“No te sientas mal, es obvio que sabes hacerlo muy bien y que puedes satisfacer totalmente a mi hermana, pero Ranma, para mí el mejor amante es mi marido y no hay forma en que me hagas pensar otra cosa.”
“¿Es un reto?” Preguntó Ranma muy interesado. “Te apuesto que puedo hacer que cambies de opinión.”
Kasumi terminó de ponerse su camisón y se dirigió de nuevo a su cuñado, “No es un reto Ranma, sé que no te gusta perder y también estoy segura de que podrías hacerme cambiar de opinión. Pero esto no vale la pena Ranma.”
“Pero...”
“Puedo dejar pasar lo que hicimos esta noche Ranma.” Dijo Kasumi “Pero no debe repetirse; por el bien de nuestros matrimonios debe quedar como un secreto.”
Ranma se sentía incomodo, en realidad odiaba no ser el mejor, pero Kasumi tenía razón, esto no valía la pena. “Esta bien. Sólo hay dos cosas que quiero saber.”
“¿Cuáles?” Le dijo Kasumi mientras le pasaba sus boxers.
“¿Por qué me dejaste verte?”
Kasumi se sentó junto a Ranma, “Fue un accidente, me quedé dormida mientras me masturbaba y no imagine que tú pudieras verme, eso fue mi culpa y lo admito.”
“Pero yo te vi sonreír cuando te miraba.” Le respondió Ranma mientras se ponía su ropa interior.
“¿Has pensado que pude haber estado soñando con algo agradable?”
Ranma bajó la cabeza, “No, yo pensé que...”
“¿Que lo hacía por ti?” Dijo Kasumi, feliz de que Ranma fuera tan fácil de disuadir, si antes tuvo algo de miedo de que la descubrieran, ahora no temía nada, “Pero Ranma, ¿en qué mundo vives?”
Ranma comenzó a sentirse apenado, “Si...me equivoqué ¿Verdad?”
“Si, te equivocaste ¿Qué era lo otro que querías saber?”
“¿Lo que quería saber?” Ranma ya no sentía muchas ganas de preguntar, después de haber pensado que Kasumi lo quería, no creía correcto preguntarle.
“Vamos, puedes preguntar.” Dijo Ella, “Después de lo que hicimos una pregunta no te hará sentirte avergonzado, ¿o sí?”
Ranma suspiró, “Está bien, lo que me gustaría saber es: ¿Cómo te mantienes tan apretada? Akane estaba así cuando era virgen, pero ahora ya no tanto.”
“¿Esa es tu pregunta?” Dijo Kasumi asombrada, “Pues la respuesta es simple, hago ejercicios para mantenerme así. Y ahora que ya lo sabes Ranma, ¿no sería bueno que volvieras con tu esposa?
“¿Kasumi?”
“¿Qué?”
“¿Me perdonas?” Pidió Ranma, su rostro lleno de vergüenza.
“Claro Ranma, sólo asegúrate de no intentar nada así con Nabiki.” Respondió Kasumi con una sonrisa. “En lo que a mi respecta, esto nunca pasó, ¿de acuerdo?”
“De acuerdo.” Dijo Ranma un poco más tranquilo, “Gracias Kasumi.”
“Ya duérmete Ranma.” Dijo Kasumi sacándolo de la habitación.

Ranma se dio cuenta que Kasumi cerró la puerta con llave en cuanto él estuvo afuera y se sintió peor, la pobre todavía estaba asustada. Durante unos minutos se quedó de pie inmóvil, “De verdad que casi hecho todo a perder.” Pensó él, fue un error creer que Kasumi quería que le hiciera el amor. Todo había sido un penoso accidente y Ranma sabía que lo había interpretado mal. Cuando caminó de nuevo a su recamara, se alegró de que Kasumi fuera tan comprensiva y estuviera dispuesta a olvidarse de todo. No quería ni siquiera imaginar si en vez de Kasumi, hubiera sido Nabiki.

Cuando se quedó sola, Kasumi volvió a la cama y se sintió de maravilla, No solo había conseguido un orgasmo bastante aceptable que le permitiría estar satisfecha mientras Tofú regresaba, no. Lo mejor de todo era que ahora Ranma sufriría su castigo permanentemente y así aprendería a respetarla. Kasumi estaba encantada con eso, ahora Ranma tendría que enfrentar su culpa cada vez que se vieran, y Kasumi estaba segura de que se verían mucho, oh sí, ella se encargaría de eso.


Fin.

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