Aquella noche

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Esta mañana, me he levantado, húmeda, muy húmeda, al principio no entendía por qué, estaba mareada, ni siquiera era consciente de dónde estaba hasta que empecé a recordar poco a poco, entonces mis pómulos se enrojecieron, mi cuerpo empezó a arder y mi sexo palpitaba, miré hacia mi lado y lo vi, ahí estaba, junto a mi...Ranma. En ese momento pude recordar todo, como si me hubieran golpeado la cabeza y hubiera recobrado la memoria así, de repente... mis pómulos se sonrojaron aún más. Intenté levantarme, pero tuve que volver a la cama, no podía mantenerme en pie. Mi corazón latía aceleradamente, mi pecho se hinchaba y no podía respirar, estaba avergonzada...y excitada, no sabía bien por qué en ese momento, pero tenía que ver con lo que había pasado la noche anterior, como ya no podía más comencé a tocar mi clítoris suavemente, estaba enrollada en la cama, calentita, mientras me acariciaba, Ranma estaba junto a mi lado, pero eso no me importó, menos aún pensando en lo que había pasado la noche anterior, quiero decir, esta madrugada.

Comencé a recordar que la noche anterior, cuando yo dormía, alguien había entrado a mi habitación por la ventana, y se había metido en mi cama junto a mí, y me despertó. Yo en ese momento no supe que hacer. Intenté resistirme a su boca cuando fue a besarme y no lo conseguí, mis labios entreabiertos dejaron entrar su lengua y mi boca acogió la suya, caliente, cariñosa.

Abrí los ojos apresuradamente para verlo, cuando él, suavemente, me los tapó con la palma de su mano. Me dijo:

-No tengas miedo, sólo voy a hacerte disfrutar como nunca.

Su voz me pareció dulce, y pude adivinar que era la de Ranma, así que sin hacerme rogar, saqué su mano de mis ojos y lo miré, y le suspiré como dándole a entender que yo no me iba a resistir. De pronto un escalofrío me recorrió la espalda, y mi sexo comenzó a humedecerse, aún yo sintiendo miedo, le bastó con volverme a besar para que mi cuerpo, deseoso, se entregara a él. Cerré los ojos, mi miedo desaparecía a medida que sus manos me acariciaban poco a poco. Mientras me besaba, me acariciaba el pelo y el cuello, luego comenzó a bajar muy lento hacia mi pecho, sus manos aparentaban ser expertas haciendo círculos alrededor de mi pecho, acariciando sin acariciar, y no pude evitar gemir su nombre entrecortadamente:

-¡Oh, Ra-Ranmaaa!

-Shhhh... sólo disfrútalo, Akane... mi Akane... Yo... Te... Te amo, siempre lo he hecho, desde el primer día...

- Yo también te amo Ranma, y estoy dispuesta a hacer todo contigo... todo, mi amor...

Entonces su boca besó la mía y comenzó a bajar hacia mi cuello, susurrándome besos, su lengua iba dejando su rastro por donde pasaba y la brisa hacía que me estremeciera al contacto con su saliva, que enfriaba mi cuerpo... a medida que su boca se acercaba a mi pecho, sus manos bajaban suavemente hacia mi estomago.

Me acariciaba cálida y cuidadosamente, no quería que quedara algún centímetro de mi cuerpo sin recorrer, mientras su boca y su lengua se hacían cargo de mis pechos, me los besaba, me chupaba los pezones y mi cuerpo se retorcía de placer. En esos momentos sólo pensaba qué iría a hacerme. Sus manos llegaron a mi sexo, me empezó a acariciar en los muslos, para hacerme desearle más y más, y la verdad es que lo conseguía:

-¡Oh, Ranma! Ran...—ahogó mis gemidos con un beso, mordiendo mis labios y chupándolos. Mientras lo hacía, me separaba con mucho tacto los labios de mi vagina, y muy suavemente me acariciaba el clítoris...su dedo, poco a poco se introducía en mi vagina ¡Que placer...! Lo metía y sacaba con mucha delicadeza, eso hacía que yo lo deseara aún más.

Deseaba tener su cuerpo, acariciarle, pero no me dejaba, sólo me hacía disfrutar.

Cuando su dedo comenzó a chapotear en mi vagina, puso su cara entre mis muslos, y me besaba en ellos, también alrededor de mi sexo, para ese momento, yo estaba loca, quería que me hiciera suya en ese preciso instante... Lentamente, y mirándome desde donde estaba, sacó su lengua y comenzó a lamerme el clítoris, su lengua parecía experta me acariciaba y jugueteaba con él, a veces le daba pequeños sorbitos, como si fuera un chupete y Dios, qué placer tan grande...Bajaba hasta la abertura de mi vagina y me metía su lengua hasta el fondo, la hacia girar, la sacaba y después me daba pequeños golpecitos en el clítoris. Yo me aferraba a la almohada, para no gritar...Pero me era imposible, ¡estaba muriendo de placer! Tenía que gritar:

-¡Sí Ranma! ¡Sigue por favor! Ahí mismo...Sigue...¡No pares!

Entonces agarré su cabeza e intenté presionarla contra mi clítoris, para que el tacto fuera mayor, pero definitivamente él era más fuerte que yo, y mis intentos fueron en vano...yo no aguantaba más, ¡sentía que me desmayaba del placer! Pero como si estuviera esperando mi reacción, dejó de acariciarme. Le pregunté entre jadeos por qué lo había hecho...pero no me contestó...y como si de un huracán se tratara, hizo una línea en mi cuerpo, desde mi sexo hacia mi boca, dejando un rastro con su lengua, me miró...Qué hermosos eran sus ojos, ¡Dios mío! Con su mirada penetrante, se quedó encima mío, sólo mirándome. Siguió observándome, una larga pausa se hizo, todo se detuvo, el mundo se había parado...ningún ruido en la calle...nada...sólo se escuchaba mi excitada respiración. Y de repente habló:

-Mi amor, mi amada Akane, no sabes cuánto te deseo.

Mientras decía esto, acariciaba mi cuerpo como sólo un lujurioso hombre podría hacerlo, lo acariciaba con fuerza, friccionando sus manos en mi cuerpo, me miraba de arriba a abajo y me acariciaba, pero debo admitir que ese movimiento lujurioso hizo que yo me excitara aún más, y que aún más lo deseara. Entonces siguió hablando:

-Te deseo, quiero amarte, quiero que esta noche seas mía, esta noche...y para siempre.

No dejaba de acariciarme y de mirarme, entonces me besó:

-Te amo Akane.

-¡¡¡Te amo Raaa....!!!—Puso su sexo en mi vagina y de un tirón me penetró hasta el fondo. Di un quejido, pero él la saco lentamente y volvió a la carga, esta vez con mas fuerza todavía. Y me volvía a quejar otra vez más y él otra vez más me lo volvió a hacer...su cuerpo era hermoso, mucho más hermoso que la última vez que lo había visto, éste presentaba algunas cicatrices de sus batallas, pero lo hacían aún más hermoso. Así me lo pareció. La luz de la Luna entraba por la ventana, y hacía que nuestros cuerpos parecieran más bellos aún.

Ahora estaba recostado sobre mí, me penetraba con tal fuerza, que cada vez que lo hacía, mi cuerpo temblaba, mi garganta se quejaba, pero más me gustaba...Las primeras cinco veces fueron pausadas, las siguientes fueron más rítmicas, más profundas, más rápidas. Su respiración comenzaba a ser más fuerte y mis quejidos se habían convertido en gemidos y gritos de placer, su sexo era inmenso, me llenaba por completo, parecía no dejar ni un sólo centímetro de mi vacío.

Le rodeé con mis piernas, para sentirlo más dentro de mí y le empujaba y le apretaba contra mí..Arqueaba mi espalda para que su sexo llegara hasta el fondo y notaba sus golpes en mi interior. Mis gritos eran cada vez más fuertes y sus jadeos eran intensos, su boca, a veces, lograba atrapar uno de mis pezones, que chupaba con ansia...El orgasmo me vino casi por espasmos, al ritmo de sus embestidas...yo notaba su verga dentro de mi, palpitando... ya no podía resistirme y en uno de sus ataques me corrí. Creo que estaba esperando por mí, porque en el instante que mis fluidos comenzaron a brotar... él también se corrió dentro de mí y luego, exhausto, se recostó sobre mi pecho, mientras yo seguía notando su sexo... palpitando dentro de mí... Nos dijimos una vez más que nos amábamos, y nos dormimos profundamente.

Tal y cómo lo había prometido...me hizo gozar como nunca.

Yo seguía masturbándome, pero en eso escucho una voz:

-No hagas eso, aquí estoy yo...

Y agarrando mi mano y poniéndola en su sexo, me subí sobre su cuerpo, de modo que yo pudiera chupársela y él pudiera hacer lo mismo conmigo, formando un perfecto 69. Y así, empecé a chupársela y él comenzó a penetrar mi vagina con su lengua... y todo comenzó otra vez...

Desde aquella noche... dejo mi ventana abierta esperando a que él llegue...

Fin